Flinch, intento prometedor traicionado
A la tercera va la
vencida, por eso acá debo agradecer a Mil Inviernos (el blog) y a
Luis Cermeño (la persona) que mantuvieron mi primavera creativa viva
cuando en Lima se apagaban las pavesas que significaron los blogs de
Daniel Salvo, Jarjacha, la propia Agujero Negro y otras intenciones,
el que advierte no es desleal, así que los textos originales de las
reseñas sobre Flinch y Gigamesh 39 con levísimos cambios los
encontrarán en:
https://agujeronegro2012.wordpress.com/2012/09/08/comic-flinch-01-el-horror-segun-vertigo-dc/
y
https://milinviernos.org/2018/02/22/resena-gigamesh-39-especial-philip-k-dick-luis-antonio-bolanos-de-la-cruz/;
Flinch 01- Cuando parecía que el horror según Vértigo DC rompería paradigmas
Durante 16 números (junio
1999 a enero 2001) la iniciativa lanzada por la línea Vértigo
demostró su altísima calidad con la presencia de una pléyade de
guionistas e ilustradores que congregaba la flor y nata del género
fantàstico, parecía imposible que estuviera bajo la protección
de DC, y quizás por eso empezando como mensual terminó asesinada
como bimensual. Algo que ocurre con frecuencia a los aficionados es
que llegamos de manera tardía a la degustación de los productos,
para mi esta fue una esa de esas ocasiones, por lo menos habría
peleado y enviado una carta redactada con brío y cólera, como lo
merecía la colección, para apoyarla aunque supiera que la
guillotina del vil metal expresada en ventas y ganancias la dejaría
inerme y abandonada tan sólo a los recuerdos y homenajes como el
que perpetro, y que
al final de la evaluación de nuestra relación con Flinch, se
convierten en lo mínimo que uno desea o pretende recuperar de esa
vergonzosa experiencia editorial, por eso aunque abomino con
frecuencia de DC, elegí Flinch como
tercer post de Nirgal22 porque fue uno
de sus mejores intentos y como
homenaje al blog de Arcadio: http://artbyarion.blogspot.com/
ya con
2,740.000 visitantes.
La caratula de
Phil Hale es una obra de arte que inquieta y nos coloca ante la
necesidad de afirmar -y de aceptar- que de lo horrible nace lo
bello y viceversa, revulsiva y por momentos asqueante, nos provoca
un repeluzno cuando comprendemos que las líneas que recorren el
cuerpo y órganos del actor (hay algo de mimo y también de kabuki
en la indumentaria y actitud), serán las que utilizará para
rebanarse ante los espectadores de su happening, quizás
definitivo. Cada una de las historias presentadas son recias en sus
planteamientos y ricas en su estilo, dejan rastros para ser
evocadas y para servir de modelos comparativos, esta portada les
hace justicia
El Hombre Cohete:
El dibujo claro y preciso de Jim Lee, con tintas que destacan los
detalles anatómicos y técnicos, junto a la planificación de las
viñetas (sobretodo la de cierre con su júbilo que bordea el
éxtasis teñido de terror) se aproxima a lo exquisito.
El color de Tad Ehrlich
deviene en una delicia que convoca la sensación de plenitud boba
del personaje y el goce estético, sin ceder a tentaciones, desviaciones o estridencias.
El guión de Jim Brunning
marcado por una originalidad cruel que no desdeña apoyarse en los
clásicos, desenvuelve una historia que nos revuelve las tripas a
medida que se desenrolla -y que va a contrapelo de aquel Bradbury
inolvidable que conocimos en “El Cohete” y con el cual sea
inevitable que lo comparemos-, luego nos golpea en el centro del
corazón: lástima que un soñador impenitente resulte tan
castigado por querer alcanzar su anhelo, tanto que uno no se
reconcilia con su trágica suerte. Excelente porque nos revuelca y
nos asesta un mazazo sin remedio, porque reemplaza con la crueldad
de los Premios Darwin (los dedicados a la estupidez) los buenos
deseos de quienes queríamos que el hombre consiguiera su sueño.
Bonito Barrio
No cabe duda que el guiòn
de Jan van Meter me trajo un aluvión de recuerdos teñidos de
argentinidad, condensa tanto “El año de la guerra del cerdo”
de Bioy Casares, como a Horacio Altuna en esa potente y brillante
requisitoria denominada “El Ûltimo Recreo”, también es Jorge
Oscar Rossi y su apocalíptica visión en “Elena está…”,
pero asimismo los clásicos como “La fuga de Logan” (película:
Michael Anderson; novela: William F. Nolan y George Clayton) y de
remate ese film “Quadrophenia: A Way of Life”de Franc Roddam
donde mods y rockers se enfrentaban en la villa vacacional de
Brighton. Por añadidura, es mi compatriota Rene Rebetez,
crononauta desmesurado que exploró con furia esa cuarta dimensión
que caracteriza el genero de nuestros amores.
Pero la dura puesta en
escena con personajes lacerados por profundas heridas -en cierta
forma de causa incomprensible para los implicados-, son destacados
por el dibujo de Frank Quitely (ese profesional que no vacila en
reconocer que sólo dibuja dos planchas por semana) y se precipitan
hacia los choques intergeneracionales y las drogas afrodisíacas y
duras envueltos por la habilidad con que expresa su arte, por
ejemplo la primera pagina de la historia es una demostración
apabullante: una viñeta central en interior que entrega una enorme
cantidad de información, una superior en el exterior que se
divide en dos sobrepuestas para transitar a la central diciéndonos
que dominar esos espacios es clave para la sobrevivir, cuando el
mundo al que se ha arribado es una porquería.
El color de Daniel Vozzo
remarca con suaves pasteles el horror de la situación, y en
simultánea los breves momentos de ironía o sosiego que salpican
el relato.
Chica-Lobo
Comida
Richard Corben en el
dibujo una vez más demuestra su versatilidad, hay una cierta
justicia poética, ya que sus elecciones de vida constituyen un
lastimoso perfil ya que parece terminará su vida como
fundamentalista religioso tras ser un emblemático francotirador y
reconocido rompeparadigmas en técnicas (ese aerógrafo que
encandilaba en sus musculosas mujeres), y en temáticas (esos
personajes que viajaban a mundos alternativos a practicar todo lo
que en este estaba prohibido). Sin embargo, sin negar su legado,
cuando la Chica-Lobo de tetamenta exuberante presenta la grupa con
su par de esferoides compactos y muslos macizos es capaz de
derrumbar cualquier fe edificada sobre la abstinencia.
El profundo guión de
Bruce jones, riza el rizo y vincula este presente de Richard no
avizorado en el 1999 penetrando a fondo en la critica de esos
santones mediáticos y fabuladores que se llenan los bolsillos y
las cuentas bancarias con el dinero arrebatado a los pánfilos,
mientras gritan contra los pecados del mundo que ellos
no vacilan en cometer, eso si
justificándolos como necesarios para avanzar en la obra del Señor
Dios, interesa que el castigo puede expresarse a través de las
garras y dientes de los osos. Y si el acolito fracasa hay que
recordar dos cosas: 1. que beber del cáliz de plata del reverendo
puede equivaler a beber semen del
falo del marinero como descubre
el sacerdote protagonista en la
novela Ritos
de paso de
William Golding y 2. que el
poblado se llama Angel Falls (puede ser caída
de agua o interpretarse de manera literal).
El color de Grant Goleash
pone en evidencia los conflictos respetando las densas sombras
aplicadas pero perfilando los volúmenes de los cuerpos y de
los objetos en las habitaciones.
Maggie y su Micoscopio
Dean Motter presenta en su
guión un trío estandarizado: padre-hija-institutriz intrusa y un
gato catalizador intermediados por la investigación de gérmenes
llevada a cabo por el padre en su laboratorio, la estrechez de
criterios acompañados de cumplimiento de formalidades impuestos
por la institutriz y el semiautismo de la hija desencadenado por la
muerte de la madre acompañado de una energía capaz de interactuar
con los gérmenes en el microscopio (¿producto de su mente
desquiciada? O facilidad para penetrar en mundos alternativos por
sus problemas de comunicación en este, sugerentes ideas que
reposan al borde del relato sin romper su equilibrio, cual si
fuesen personas; el gato aporta la acotación de caos y de alegría
que podría esperarse. El final es tan triste como puede soportar
una hilera de viñetas que se achican mientras se desvanecen.
Bill Sienkiewitz y su
estilo anguloso y quebrado ,donde el entintado juega un papel
crucial nos llena el ojo mientras contribuye con eficacia a
remontar las sinuosidades del guión y a fortalecer las peripecias
de las acciones. Los cuerpos y los objetos poseen esa especial
vibración y poderosa plasmación expresiva que transmite a
sus viñetas
Sherylin van Valkerburgh
se adapta a las ásperas irrupciones, rupturas de ritmo e
invasiones de espacio de Bill, remarcando, sin vacilar al escoger
sus colores, lo que levante las emociones del trío y otorgando de
paso viveza a los personajes.
Objeto Perdido
Pat McEown utiliza un
estilo caricaturesco y redondo de una limpieza y claridad que lo
aproxima a ciertas experiencias europeas, que aporta alegría y
fluidez sin perder impacto visual y eficacia para trasmitir los
avatares de las protagonistas.
Matt Hollingsworth aporta
un colorido intenso que no teme en desplegar sus virtudes… y no
peca de exceso, rellenando las figuras y edificaciones con una
suerte de semivida, eludiendo el hachazo terrible que proporciona
la apacible secretaria.
El vigoroso guión de Bob
Fingerman despliega el encanto de su apuesta por el misterio con
cuidado y mesura, pero sin tregua para encaminarnos al sacudón
final, apoyado en elementos reiterativos, los chismes de oficina,
la salida del trabajo y el camino a casa ya sea en metro o
caminando, la aparente casualidad de las fotos esparcidas en la
acera esperando ser recogidas, pero sobre todo la mezcla de
ingenuidad e inocencia de la chica, que de no matar a una mosca
pasa a descuartizar al chinchoso.
Cadena Alimentaria
Brian Azzarello arranca su
ingenioso y excelente guión con aparente lentitud, a pesar de las
referencias a las hienas, que pueden ser terribles o premonitorias
(justifican el nombre del relato), casi en seguida se acelera y
lanza una montaña de dolor en nuestras neuronas, logra impactar
sentidos y comprensión, el cinismo puesto al servicio de la falta
de ética se convierte en linea conductual y fermento explicativo
de las acciones venales de los policías y los gangsters, pero
claro en el caso de los primeros se supone que serian distintas, y
a pesar de que ya parece cerrarse el episodio, una postrera vuelta
de tuerca enriquece el final y es que nadie es quien parece ser.
Ricardo Risso lleva a cabo
un soberbio ejercicio de combinación entre puesta en escena densa
y levedad en el trazo gracias al uso de la tinta, que recalca el
significado de las expresiones faciales y de la kinésica mientras
acentúa la presencia de periódicos, revistas, televisores,
pistolas, muebles… para lograr una huella para el recuerdo. Queda
palpable que ese dúo desde el inicio se las traía, así que
prometo comentar “100 Balas” en algún momento futuro.
Grant Goleash se decanta
por sepias, azules desvaídos y grises verdosos que recogen la
intensidad del thriller (más allá de que las viñetas imitan las
secuencias cinematográficas) sin traicionar la intención del
guión ni torcer las líneas del dibujante, su elección refuerza
el sentido del uno y la pretensión del otro.
Colofón: Recomiendo fatigar
repositorios como:
http://howtoarsenio.blogspot.com/2008/09/indice-vertigo-comics.html,
http://galiciacomics.blogspot.com/p/vertigo.html,
https://www.fiuxy.org/threads/flinch-1-5-11-16-comic-espanol.2802993/
o
http://lanuez.blogspot.com/2006/08/comics-vertigo-gratis-para-descargar.html,
para encontrar ejemplares similares y hasta colecciones incompletas
de Flinch. Y así solazarse, entretenerse y reflexionar sobre los personajes y
sus andanzas.
Siempre has sido genial para escoger imagenes atractivas que enganchan el ojo antes que al lector... esa es una cualidad artistica que no tienen todos... te felicito por tu pagina... parece sabrosa y terrificante....
ResponderBorrarUn abrazo
Adriana
Contento con tu comentario, estimulante y revelador de una parte de mi que estoy empezando a conocer, sfyufa y besos
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