Homenaje a Gigamesh, esa revista inolvidable

Mi hijo ha trazado una ruta con su blog (http://artbyarion.blogspot.com/ en lo fundamental sobre comics) que me estimulo a plantear similar objetivo respecto a mi pasión: ciencia-ficción, horror y fantasía, Daniel Salvo y otros amigo(a)s limeño(a)s me preceden; asimismo mis amigos argentinos (Axxon y Carletti o Cuasar y Pestarini) o amigos españoles (tantos que prefiero señalar a un par hoy mientras a lo largo de mis actualizaciones voy recordando: Suñer y Sitio; Alfa Eridiani y José Joaquín Ramos, el motivo de la remembranza está relacionado
con el primer post que entrego a vuestra consideración:

Gigamesh 39 Especial Philip K. Dick /
Protegiendo mi colección en papel del comején (constituyen hasta el 10% de la biomasa planetaria) revisé las estanterías y encontré algunos libros perforados, no de manera irreparable, pero uno de ellos me atrajo de inmediato, era la revista del título, la había marcado con resaltador lo cual significaba: “elegible para relectura” (en que siglo no se sabe pero comprobarán por las siguientes líneas que ocurrió).

Era un Especial Philip K. Dick, motivo de atracción, siempre es estimulante sumergirse en su sombreado océano de imágenes (no le crean a los agoreros que afirman que contactarlo es deprimente). Para quienes gustamos de su prosa este volumen es un regalo demasiado valioso para perdérselo.
El “editorial” de Juanma Santiago diríamos que funge como excelente apertura, si la revista fuera un juego de ajedrez. Posee: la sinceridad coherente para atrapar en vuelo la libélula del cambio sin quebrar las alas ni aplastar el protórax a los conatos de imaginación, y el talento para comunicarlo sin aspavientos.

Habitualmente la página de actualidades es la única obsoleta… y sólo han transcurrido algo más de un par de lustros, que tal acelere que ha pegado la historia y los MMI

Tomate Errante”: Michael Bishop
Inicio jocoso, irreverente y hasta surrealista, era inevitable vincularlo con los films dedicados a Tomates Asesinos, y es que deben coexistir la profundidad epistemológica y la dulzura de morar un cuerpo para plasmarse atrevidos un requerimiento biológico y un concepto filosófico. Homo sapiens y solanácea comparten 76% del ADN así que uno se pregunta ¿porque no un “tomateDick”?, (por manipulación genética u otro método es probable) colosal girando en torno a una estrella gigante roja, ya soñado solo le falta dar el salto de lo onírico-potencial a lo sateital-presencial.

No existe algo que permanezca igual a si (uno) mismo, habría que preguntarle-recordarle al hinchado y redondeado Dick del cuento, a su ego o a lo que sea que se expande en la órbita de la gigante roja, oscilando entre su degustación por el ser amado y el masoquismo de ser devorado, extremos que podrían devenir en una orgía perpetua o en una cristología para una crisis ontológica con inculpaciones eróticas y zalamerías tanáticas. Eso si con los datos históricos precisos para enlazar con lo culto más sin el detalle exquisito que lo convertiría en pretencioso.
De forma sutil enfrenta especulares al conocimiento y al amor, la muerte sería no amar-no conocer, por lo cual numerosas carcasas nutridas por el odio y la incultura estarían bajo los efectos de esa especularidad, serían como no-muertos asomados a un espejo que no los refleja. Bishop con los “mirmidópteros” raya la cúspide de la cúpula de la creatividad y establece criterios biológicos que rozan la boutade pero se mantienen en la ruta de la comprensión lectora. Me imagino a tomateDick bamboleante, tratando de fingirse erguido, recortado por la luz escarlata de la estrella.
Enmarcado en si mismo, tratando de mirar pero con la mirada obturada y vibrante ante si mismo por el deseo, Dick parece encontrarse en el borde vivo de la explicación constante y ser su límite y así mismo su conciencia. Es el momento de que se lo zampen a mordiscones y adquiera la capacidad del Wub de convertirlos en él al ser digerido (La escena donde los envíos de su yo nutriente en módulos refrigerados llegan a la Tierra me recordó el enorme cadáver de Dios en “Towing Jehova” cuyas nalgas putrefactas son mordisqueadas por los tiburones). Al ser devorado la transustanciación se convierte en el acto creador por excelencia, el que come se transforma tanto como el devorado.
 Las disquisiciones que de ese acto se desprenden se sintetizan en breves ráfagas de palabras de intensa significación de una capacidad singular para atrapar y vincular: el infundíbulo cronosinclástico es una referencia a Vonnegut, la puerta estelar que lleva a otra realidad está calcada de CJ Cherryh, el pozo subjetivo conectado a un diminuto black hole viene de la saga de los Cheela, el espacio Warp es de Star Trek (las cuatro referencias en un solo párrafo).
Bishop nos ofrece goce intelectual, broma culta, análisis penetrante de ciertas constantes dickianas mediante un semirelato que remeda las disquisiciones filosóficas, o todo a la vez; me decanto por lo último y un ¡¡hurrah!! apoteósico a Michael por atreverse a ofrecer este metarelato y alcanzar su objetivo: Que queramos un poco más a PK Dick.

Philip K. Dick y el transrealismo: Vivir lo que se escribe (Damien Broderick)
Aunque resulta un texto riquísimo, enérgico y agudo, su definición de transrealismo es floja y no acuña particularidades que iluminen, se parece en exceso a demasiadas otras formas literarias para aceptarla como válida; para que nos sirviera de propulsor dirigido a romper inercias o trepidar con otros ritmos, debería proporcionar las directrices específicas.
La propia formulación que Damien toma de George Turner sobre la “ficción imaginativa” es semejante al llamado metodológico de Bertold Brechr de “pescar la insólito bajo lo cotidiano” que de por si ya cae de lleno en lo burlesco y por lo tanto tampoco despega, los ejemplos que despliega nos conectan con señalizaciones efectuadas por gente como Poe con su recomendación “mirar con los ojos entornados” y es que en cuanto uno intenta asir lo que es específico de la CF de PK Dick siento que lo descubierto se desvanece (situación descrita por Marshall Berman aunque en otro marco teórico en “Todo lo sólido se desvanece en el aire”) es como seguir la pista de un punto determinado de un fractal saltando de escala en escala.

El ensayo se torna fascinante en cuanto abandona los pujos de la originalidad a medida que se va abriendo a dimensiones poco exploradas (meditación en espacios multidimensionales de Hilbert) y a que se introduce en estructuras de significado que no por reiterantes poseen menos representación (James Graham visitándose a si mismo en “Crash” o saber que el personaje inquietante que observa ha soñado a quien lo ha soñado a él).
Para mi que las pretensiones abarcantes de la postmodernidad naufragan en cuanto recurrimos a conceptos mucho más robustos como “universo gramatical” de Jeremy Campbell, o a la “sinergética” de Hermann Haaken, los cuales permiten manejar sin dicotomías esquizoides el idios kosmos (personal e irrepetible) y el koinos kosmos (colectivo y compartido) del que nos habla Dick sin hesitar sobre sus puestas en escena, aunque con disrupciones radicales al parangonarlas con la complejidad de la realidad. 
 
Los contenidos se trasvasan, la cotidianeidad se pone picante, todo se eviscera y brotan flores, trasgos, mutantes y frutos de cada ranura, pelo o ángulo; la biografía de Dick es una novela que sintetiza el latido de la época y Broderick capta de manera magnífica lo que quiere distribuir para que alcancemos el nirvana de la extrañeza sin arredrarnos.
El fértil humus de las ideas expuestas demuestra la verosimilitud de la sospecha que nos corroe: la CF de Dick va más allá de lo literario e incluye la imaginería que nutre gráficos y dibujos, ensayos como el que comentamos, los juegos, el cine (es uno de las autores con mayor cantidad de adaptaciones), los aparatos cotidianos que brotan de la cornucopia tecnológica, los paratextos de los informes de avances científicos interpretados en clave cienciaficcionera, ya que en este campo temático no sólo son creativos quienes relatan sino quienes interpretan -y esa siendo una característica que comparte con otras formas literarias se da en la CF con una densidad inusual, repasemos cualquiera de las dimensiones señaladas hace un instante: visualicemos un dibujo de Boris Vallejo o Hannes Bok; una saga cinematográfica: Star Wars o Alien; ejecutemos un recorrido por los niveles de los juegos y hasta en dramaturgia con un texto de Aldiss y comprobaremos que su pulpa y huesos poseen una regularidad similar excepcional
Además, porque al asimilar la creatividad a la patología (síndrome de Capgras) creo que PKD abrió un camino que hoy por ejemplo recorren multitud de internautas con textos malísimos pero enfermizos en ese sentido. Novelas con escenarios barrocos, ciber o steampunk (pienso en Paul McAuley o Cheri Priest) igual colocan escalones hacia el ejercicio de desembrollar los posibles motores de las fecundas e ingeniosas visiones que esparcía PKD por doquier, a sus amigos, en sus textos, en sus exposiciones, lo cual no le quita filo a su espada literaria, sólo nos ubica trazando mapas… y Broderick lo trata con cariño (una vez más se hace querer).


Una de las ideas más suductoras y fascinantes de Damien consiste en afirmar que PKD al tener “pleno acceso a las herramientas narrativas y a los escenarios alocados y exagerados de la CF” se echo a perder. Expone que la diferencia en el transrealismo de PKD respecto a su énfasis autobiográfico, la desgarrada intensidad en que transfiere sus emociones y pensamientos a sus personajes -que se encuentran atrapados en un tiovivo ya que nunca terminan o dejan de recibir retroalimentación-, pero eso no lo exime de lo grotesco y lo exagerado de sus peripecias. Alega que “Quizás los escritores de CF tienden a condenarse a una especie de espaciotiempo narrativo reducido, que resulta por definición casi inaccesible para la mayor parte de los lectores, que temen su singularidad y su aislamiento”. Sin embargo, sostengo que morar en ese tepuy (mesetas abruptas de paredes verticales y cimas relativamente planas del escudo guayanés venezolano) como nos ocurre a muchos aficionados y amantes del género es normal, sabemos de la excepcionalidad de nuestros gustos (atendemos mediante nuestro subconjunto o género literario a toda la realidad y damos cuenta de ese megaconjunto, idea sostenida en la Teoría de Conjuntos, la cual me parece mucho más inquietante que la pergeñada por Broderick) y nos ubicamos allí para mirar desde la cima la sociedad y manifestar sobre cualquier evento, proceso o personaje en cualquier momento de su historia pasada, presente o futura.
Creo que los prisioneros son los personajes del mainstream atrapados por las reglas, normas y convenciones para ajustarse a la realidad, y romperlas es lo que torna interesante a tales obras. La variedad de opciones a las cuales podemos recurrir en la CF es infinitamente más variada… y divertida. PKD revela que prefiere un mundo extraído de su mente, ya que “si lo que quieres es ajustarte a la realidad, lee a Philip Roth”; quizás la novela “ La conjura contra América” una historia alternativa donde Lindbergh tras ganar la presidencia pacta con los nazis y derrota a Roosevelt sea la respuesta tardía y un desafío a esa valoración de PKD. Roth decidió demostrar que también puede escribir CF. Al no haberla leído no puedo opinar si logró ese propósito.

Colofón: A pesar de mis discrepancias es indudable que el ensayo documentado con profusión enriquece nuestra percepción de PKD y entrega un caudal de aportes considerables gracias a una ardorosa investigación, y abundantes pistas para reinterpretarlo sacándole el jugo a su lectura.



Los Dos Dick: Paul McAuley
¿Alucinación? ¿Sueño? ¿Paranoia? Una novela pirateada y una confabulación en marcha , el tema parece calcado sobre la polémica entre “género” y “mainstream”. Cada vez que uno de los escritores del género escribe algo espectacular (Pullman, Audrey Niffenegger) o que los del mainstream arriman el ascua a su sardina (Roth, Isaguro, McCarthy) suelen saltar en seguida los críticos formales a confirmar que esas obras trascienden el género (de nuevo insisto no estamos encerrados como creen los que sufren de delirio circular-especular, si acaso ubicados en un tepuy como proferí líneas antes, pero nunca desconectados, Elon Musk acaba de demostrarlo con el XSpace, Starman pilotando un Tesla y abriendo la ruta hacia Marte), pareciera que la sangre de la CF es usada en generosas transfusiones para nutrir temas, inspirar e instalar situaciones, escenarios procesos y personajes al infatuado y cada vez más aburrido mainstream realista, donde lo salvable cae de lleno en la fantasía. Un colofón casi reciente fue otorgar el Nobel de literatura 2007 a una de nuestras autoras emblemáticas: Doris Lessing, hecho que se ocuparon cuidadosos de ocultar en reseñas y comentarios.

Quizás por eso elijo la pregunta que le dirige Emmet (su agente): “que diablos estaba haciendo, perdiendo el tiempo con esas insulsas porquerías de ciencia ficción” o el agregado de “Ahora entiendo por qué la semana pasada llamaste a la policía y le pediste que te arrestara porque eras una maquina con malos pensamientos” y es que el cóctel de sustancias que trasiega PKD es suficiente no sólo para un colocón sino para una epifanía… y en ella mora con persecuta paranoide inducida. Lograr la domesticación de PKD para Emmet expresa y representa el procedimiento de domesticación de la sociedad, Paul presenta el hecho de que si el real es ya distinto hay motivo para la esperanza y apunta a que poder redactar un relato que los contraste (al real y al ficticio) es ya una estrategia para escabullirse y liberarse de las normas. Tras un puñado de anfetaminas PKD piensa: “Los androides nos invaden. No hay duda. Los trajes, los cortes de pelo y los cuatro temas de conversación permitido: deportes, clima, televisión, trabajo. ¿Cómo no lo vi antes?”.

Para su visita al presidente Nixon reflexiona sobre el estilo individual con una leve y atroz frase: “Hasta los hombres que visten traje usan corbata para dar a entender que aún tienen esta pequeña salida para expresar su individualidad”, sin embargo ambos lucen idéntica corbata. Los asesores como manipuladores de las marionetas políticas conforman una cofradía secreta que detenta el auténtico poder y controlan las figuras públicas para que emitan un mensaje adormecedor y tranquilizante. La ciencia acude en ayuda de los domesticadores: aquellas personas que creen en teorías de la conspiración, ni son locas ni son idiotas, les ocurre que sufren de percepción ilusoria de patrones y PKD se las traía para encontrar esos nexos.
Estrangulante final, preñado de voluntad, abierto a las múltiples posibilidades, con la convicción que en cada cual, como sucede en los textos de PKD, hay algo que nos permite intuir el camino para escapar a la demolición esgrimida como arrasadora nivelación por el sistema.

De Zaratustra a Valis: la Búsqueda de Dios a través de la CF: Raúl Gonzálvez y Diana Catalán
Un ensayo enérgico que partiendo de la trilogía Valis llega a la propuesta de que PKD fundaría una religión y el mismo sería su Sumo Pontífice. Algunas frases e ideas rezuman pretensión, pero por lo general recorren de manera amena textos diversos del género enriqueciéndolos con comentarios inteligentes y potentes reflexiones que al aproximarse a dichas obras, en especial la trilogía de PKD la nutren con otra mirada y otros ojos. Profundiza aunque desigual en los aspectos que toca, algunos devienen superficiales pero resultan prometedores en muchos y cumplidores en otros, así que podemos afirmar que en este especial los ensayos se encuentran a la altura de los relatos… y viceversa, lo que se reflexiona resulta tan recio como lo que se crea.

Parten de tres referentes constantes: personas, máquinas y alienígenas, los cuales son representativos pero albergan a su interior innumerables subdivisiones: dioses clonados o dioses de biología tóxica, por lo cual dominan los dioses espejeantes y los mecadioses, de allí andamos persiguiendo a dioses que exhalen humanidad. Rico y jugoso por donde le metamos el diente cumple con orientarnos hacia paisajes inéditos y que ya no desdeñaremos cuando tropecemos equivalentes; eso si, la miríada de teogonías y cosmogonías que brotan son extraterrestres: la labor de destripamiento que ejecutan sobre la trilogía es tremenda, no dejan arteria sana y van entregando datos que iluminan la carcasa que abandonan para rearmarla cada vez, dan ganas de releerla con el ensayo al lado para ir comparando.

Sangre Familiar en Kensington Gore: Brian W. Aldiss
No creo en las exégesis completas, pero sospecho que existen amores rompedores de límites, pero que haberlos haylos, el de Brian se revela como uno de ellos. Intérprete de su propia obra teatral sobre PKD ayudado por Ursula Kiausch (socióloga e historiadora por la universidad de Heidelberg, crítica transdisciplinar de literatura fantástica) ofrece una excelente performance -y es que no hay otro como BWA-, siempre inesperado y como no, impactante, se lanza a explorar los intrincados laberintos del alma dickiana con formato teatral, uno de esos hallazgos que transforman la lectura de una revista en una fiesta inagotable, en arrobamiento reiterado. Recorre la vida de PKD, la teatraliza y añade comprensión, y la preña de contenido organizador, magnífico complemento con los textos anteriores.
Sabrosa y digna acarrea joyas como la siguiente: “Has visto fotografías del cerebro humano, ahí residen el cielo y el infierno ¿Crees que un pájaro enjaulado podría entender en un millón de años cómo está hecha su jaula? Has perdido el tiempo con la metafísica. En su oscuridad, tu cerebro no puede saber para que sirve su cráneo. Te has matado con la conciencia de tu propia identidad.” O esta otra que alude a la irracionalidad del universo (contesta a M, el fantasma de su hermana Jane) “O una fuerza del Mal puro que trata de ocultarnos sus planes. Por eso me estoy abriendo paso poco a poco por varias religiones, tratando de ver que hay detrás de la falsa experiencia. Un día tengo el universo organizado. Al día siguiente se me viene abajo. Como descubrió Arnie Kott (jefe de la Unión de trabajadores del agua marcianos en la novela Tiempo de Marte) hay una inestabilidad fatal en la naturaleza. Y esa inestabilidad está aquí lo mismo que en Marte”. Al final del diálogo M le dirá: ...Ese es el secreto de toda vida: que se vive siempre a expensas de los muertos, y que al final se vengarán, ya que son mucho más numerosos que los vivos.

Roy Batty y el mito del Ängel Caído: un análisis miltoniano de Blade Runner: Joaquín Moreno Älamo
El título ya era una delicia, no obstante he de advertir que siempre tengo que realizar esfuerzos para meterme bajo el pellejo de un creyente y tratar de comprender su misiva, gracias a que Joaquín sirve el plato con un valor agregado al conectarlo con un caro icono de la CF cinematográfico, el replicante de Blade Runner. Inicié la lectura con un cierto temor a encontrar impenetrables estructuras metalingüísticas, pero si de algo peca el texto es de sencillez fluyendo con facilidad, quedando claro que Roy Batti es el equivalente de Lucifer o Satán, el demonio defenestrado. Roy es un romántico irredento que musita frases como: “Quien vence por la fuerza a su enemigo, sólo a medias vence” mientras intenta traspasar las barreras tendidas por los sucesivos tests que identifican a los replicantes como no humanos.
Moreno sabe atraparnos en su juego de espejos y nos emocionamos hasta crispársenos la garganta, cuando la trascendencia del replicante queda expuesta y comprendemos cuanto nos ha ligado a su suerte y llegado a la mente su personaje. Es que lo importante para trascender es la rebeldía no la obediencia, es practicar el libre albedrío para arriesgar y alcanzar la libertad frente a la opresión, acaece un potente canto que privilegia la rebelión. Las correspondencias entre ambos grupos de insurgentes son desgranadas ante nuestros ojos hasta la saciedad cuando Rachael, la Eva que curara la soledad de Rick Deckard le propone escapar y eludir su oficio de asesino, quien muerde la manzana planteándose un interrogante “Se supone que los replicantes no tienen sentimientos, y que tampoco los tiene los bladerunners ¿Qué demonios me está pasando? Por si acaso, esta pregunta arroja nueva luz sobre el encuentro de ambos en Blade Runner 2049.
Reinterpretar, revisitar, resemantizar, que grácil belleza brota de tal encadenamiento de acciones. A pesar de las largas transcripciones de versos miltonianos es un ensayo excelente e inteligente que de manera sabia propone una lección con examen que va más allá de lo habitual.




Philip K. Dick: Cronología de sus novelas: Juan Carlos Planells
Planea a vuelo de falconiforme sobre la inmensa obra de PKD sembrando perlas de sápida información entre los créditos de las reseñas informativas de los cuentos y novelas, no por algo es uno de los mejores conocedores españoles del autor, impulsor de la Nueva Dimensión 145 que de ser un homenaje se tornó un In Memoriam por las vicisitudes editoriales de la revista y la muerte, modeladora por excelencia del azar, así que recomiendo su estupendo artículo: PKD: las Otras Realidades en ese ejemplar de la mítica revista. No destaca por profunda pero si por su apreciable fuerza y emoción. El párrafo final desnuda un humanismo intrínseco que enaltece a comentado y comentador.

Crítica de Libros
La Invasión Divina: PK Dick: Alex Vidal
El comentario me deja la impresión de haber leído una novela distinta con el mismo nombre, se que suele suceder con PKD, pero la space opera trepidante que degusté se convirtió en la mente de Alex en una especie de serpentín místico montado sobre un eje metafísico.

Los Tejedores de Cabellos: Andres Eschbach: Elia Barceló
La singladura grávida de destreza y sapiencia de Elia queda revelada en su acercamiento a Eschbach, recoge lo esencial y expone las joyas que sostienen el tinglado y lo ejecuta con tanta suavidad que no podemos dejar de estar de acuerdo con ella.

Ciudad Maldita: Arkadi & Boris Strugatsky: Alberto García-Teresa
Con mucha frecuencia acudo primero cuando leo revistas a la sección de No-Ficción y me empapo de facts, quizás luego los relatos me desilusionen pero me he acostumbrado a que las reseñas me sacudan el cacumen tanto si frecuento al autor y poseo referencias como si lo desconozco y aún no he accedido a sus páginas, sea como sea estimulan y esa virtud impregna la reseña de Beto.

El Ültimo Día de la Guerra: Christopher Priest: Santiago Moreno
Permutar las realidades alternativas sobre esos gemelos imposibles de separar queda exhibido, destaca la originalidad de Priest al aludir a otros autores y de paso critica la edición de Minotauro por cambiar el nombre (una especie de marca de fábrica del autor) que pasa de una palabra significativa a una frase que se quiere definitiva pero que resulta frágil. Santiago sabe fintear (cuando es necesario) y jabear (cuando desea llamar la atención). Palatable reseña.

Asesino Real: Robin Hobb: Julián Díez
La cautela con que resbala por encima de las lubricadas burbujas de Robin nos ubica de inmediato frente a un fenómeno que no podemos soslayar, la fantasía se vende y aunque muchas sagas sean clones unas de otras hay que encontrar que las distingue y eso lo expone muy bien Julián, quizás demasiado ya que terminamos por querer leerlas (ya leí el primer tomo)

Los relatos que asustaron a Lovecraft – El Rey de Amarillo: Robert Chambers: Víctor Jiménez López
Me agradó el empuje y pasión del comentarista, tanto que me obligó a una promesa: revisar el libro, porque aunque fue de mi gusto tampoco me pareció lo extraordinario que Víctor sugiere, nos contagia el deseo con su ímpetu y eso ya es suficiente. Además pone la carne en el asador y nos confiesa entre cándido e interesado sus tumbos por la red y nos comparte asombros y hallazgos. Vale.

Conan de Cimeria. Crónica de un desencanto: Javier Martín Lalanda
Javier se nos descuelga con un cuarteto que trae sabor a ensayo sobre Conan, donde paso a paso penetra en los establos crematísticos de Timun Mas y nos explicita con su texto los motivos de debatirnos entre los horrores perpetrados y el agradecimiento por poder leerlos. Tras la exposición del esqueleto podrido, que se puede llamar estafa, que nos presenta sobre como burlaron la edición definitiva del guerrero cimerio, la pregunta y el impulso que me generan siendo idénticas apuntan a acciones diferentes: ¿por qué no aprender y manejar el idioma original de los textos de CF en general? Por ser demasiados los idiomas implicados seleccionamos el inglés, pero flaqueamos.
¿Por qué no dedicarnos a apoyar a las multiproducciones en red con coordinador para recoger matices y coloridos y gozar de las sutilezas propuestas por el autor? Ahí ninguna empresa editorial que domina mercado obtiene beneficios y podemos acceder a las intenciones del autor, tras un lapso mientras leemos hacemos colecta y la enviamos a los agentes.

Otras secciones como Novedades Editoriales nos dejan con los colmillos al aire, ante tanta creación que no podemos catar ni perseguir ni compartir (excepto en digital), de lo que no cabe duda es de su prolijidad y ambición de informar al detalle.
Supongo que Hit Parade de la Crítica, o Los Más Vendidos poseía utilidad para los residentes españoles, para enterarse como iban variado las posiciones de sus escritores favoritos, ya que no podemos aceptar que tal competencia se conecte con las auténticas apetencias del lector más allá del ranking vinculado al marketing y las franquicias.

Portada: Juan Manuel Aguilera nos deslumbra con un personaje que parece extraído de la abigarrada cantera dickiana, es un burócrata con una Zap Gun, seguro apuntando a los rulos de una esposa desquiciada o a la barriga de un conspirador, impregnada de un aire enigmático pone a funcionar el magín, en mi colección he atesorado sus novelas y sus comics, cuando existía Velero 25 el equipo en algún momento converso por Internet con él, vayan pues mis saludos especiales.
 
Un revistón, es increíble la calidad de Más Allá, Nueva Dimensión, Gigamesh, Cuasar, tantas que nos acompañan (aún hoy gracias a las ediciones digitales) y las pioneras como Axxon o BEM, gracias a su tesón nos nutrimos y compartimos, porque el cariño de los amantes del género no es por la posesión de un objeto en papel o un archivo en bits, sino por compartir, he sentido eso al conocer el detalle de los agregados que Elon Musk injertó en su XSpace y su Tesla, de repente es una fecha histórica y en el futuro se enseñará señalando “Aquí empezó” y de una forma u otra los cienciaficcioneros formamos parte de esa realidad por venir. Albricias y sfyufa.














Comentarios

  1. Puaff, una revisión inmensa que apenas he arañado. Es un placer leerte Lucho.

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    1. Muyretrasado encuentro tu mensaje, mil gracias querido amigo, sfyufa ¿cuándo nos vemos?


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