Homenaje a Gigamesh, esa revista inolvidable
Mi hijo ha trazado una ruta con su blog (http://artbyarion.blogspot.com/ en lo fundamental sobre comics) que me estimulo a plantear similar objetivo respecto a mi pasión: ciencia-ficción, horror y fantasía, Daniel Salvo y otros amigo(a)s limeño(a)s me preceden; asimismo mis amigos argentinos (Axxon y Carletti o Cuasar y Pestarini) o amigos españoles (tantos que prefiero señalar a un par hoy mientras a lo largo de mis actualizaciones voy recordando: Suñer y Sitio; Alfa Eridiani y José Joaquín Ramos, el motivo de la remembranza está relacionado
con el primer post que entrego a vuestra consideración:
Era un Especial Philip K. Dick, motivo de atracción, siempre es estimulante sumergirse en su sombreado océano de imágenes (no le crean a los agoreros que afirman que contactarlo es deprimente). Para quienes gustamos de su prosa este volumen es un regalo demasiado valioso para perdérselo.
Habitualmente la página de actualidades es la única obsoleta… y sólo han transcurrido algo más de un par de lustros, que tal acelere que ha pegado la historia y los MMI
con el primer post que entrego a vuestra consideración:
Gigamesh
39 Especial Philip K. Dick /
Protegiendo mi
colección en papel del comején (constituyen hasta el 10% de la
biomasa planetaria) revisé las estanterías y encontré algunos
libros perforados, no de manera irreparable, pero uno de ellos me
atrajo de inmediato, era la revista del título, la había marcado
con resaltador lo cual significaba: “elegible para relectura” (en
que siglo no se sabe pero comprobarán por las siguientes líneas que
ocurrió).
Era un Especial Philip K. Dick, motivo de atracción, siempre es estimulante sumergirse en su sombreado océano de imágenes (no le crean a los agoreros que afirman que contactarlo es deprimente). Para quienes gustamos de su prosa este volumen es un regalo demasiado valioso para perdérselo.
El “editorial”
de Juanma Santiago diríamos que funge como excelente apertura, si la
revista fuera un juego de ajedrez. Posee: la sinceridad coherente
para atrapar en vuelo la libélula del cambio sin quebrar las alas ni
aplastar el protórax a los conatos de imaginación, y el talento para
comunicarlo sin aspavientos.
Habitualmente la página de actualidades es la única obsoleta… y sólo han transcurrido algo más de un par de lustros, que tal acelere que ha pegado la historia y los MMI
“Tomate
Errante”: Michael Bishop
Inicio
jocoso, irreverente y hasta surrealista, era inevitable vincularlo
con los films dedicados a Tomates Asesinos, y es que deben coexistir
la profundidad epistemológica y la dulzura de morar un cuerpo para
plasmarse atrevidos un requerimiento biológico y un concepto
filosófico. Homo sapiens y solanácea comparten 76% del ADN así que
uno se pregunta ¿porque no un “tomateDick”?, (por manipulación
genética u otro método es probable) colosal girando en torno a una
estrella gigante roja, ya soñado solo le falta dar el salto de lo
onírico-potencial a lo sateital-presencial.
No existe algo que permanezca igual a si (uno) mismo, habría que preguntarle-recordarle al hinchado y redondeado Dick del cuento, a su ego o a lo que sea que se expande en la órbita de la gigante roja, oscilando entre su degustación por el ser amado y el masoquismo de ser devorado, extremos que podrían devenir en una orgía perpetua o en una cristología para una crisis ontológica con inculpaciones eróticas y zalamerías tanáticas. Eso si con los datos históricos precisos para enlazar con lo culto más sin el detalle exquisito que lo convertiría en pretencioso.
No existe algo que permanezca igual a si (uno) mismo, habría que preguntarle-recordarle al hinchado y redondeado Dick del cuento, a su ego o a lo que sea que se expande en la órbita de la gigante roja, oscilando entre su degustación por el ser amado y el masoquismo de ser devorado, extremos que podrían devenir en una orgía perpetua o en una cristología para una crisis ontológica con inculpaciones eróticas y zalamerías tanáticas. Eso si con los datos históricos precisos para enlazar con lo culto más sin el detalle exquisito que lo convertiría en pretencioso.
De
forma sutil enfrenta especulares al conocimiento y al amor, la muerte
sería no amar-no conocer, por lo cual numerosas carcasas nutridas
por el odio y la incultura estarían bajo los efectos de esa
especularidad, serían como no-muertos asomados a un espejo que no
los refleja. Bishop con los “mirmidópteros” raya la cúspide de
la cúpula de la creatividad y establece criterios biológicos que
rozan la boutade pero se mantienen en la ruta de la comprensión
lectora. Me imagino a tomateDick bamboleante, tratando de fingirse
erguido, recortado por la luz escarlata de la estrella.
Enmarcado
en si mismo, tratando de mirar pero con la mirada obturada y vibrante
ante si mismo por el deseo,
Dick parece encontrarse en el
borde vivo de la explicación constante y ser su límite y así mismo
su conciencia. Es el momento
de que se lo zampen a mordiscones y adquiera la capacidad del Wub de
convertirlos en él al
ser digerido (La
escena donde los envíos de su yo nutriente en módulos refrigerados
llegan a la Tierra me recordó el enorme cadáver de Dios en “Towing
Jehova” cuyas nalgas putrefactas
son mordisqueadas por los
tiburones).
Al ser devorado la
transustanciación se convierte en el acto creador por excelencia, el
que come se transforma tanto como el devorado.
Las disquisiciones que de ese acto se desprenden se sintetizan en breves ráfagas de palabras de intensa significación de una capacidad singular para atrapar y vincular: el infundíbulo cronosinclástico es una referencia a Vonnegut, la puerta estelar que lleva a otra realidad está calcada de CJ Cherryh, el pozo subjetivo conectado a un diminuto black hole viene de la saga de los Cheela, el espacio Warp es de Star Trek (las cuatro referencias en un solo párrafo).
Las disquisiciones que de ese acto se desprenden se sintetizan en breves ráfagas de palabras de intensa significación de una capacidad singular para atrapar y vincular: el infundíbulo cronosinclástico es una referencia a Vonnegut, la puerta estelar que lleva a otra realidad está calcada de CJ Cherryh, el pozo subjetivo conectado a un diminuto black hole viene de la saga de los Cheela, el espacio Warp es de Star Trek (las cuatro referencias en un solo párrafo).
Bishop
nos ofrece goce intelectual, broma culta, análisis penetrante de
ciertas constantes dickianas mediante
un semirelato que remeda las disquisiciones
filosóficas,
o todo a la vez; me decanto por lo último y un ¡¡hurrah!!
apoteósico a Michael por atreverse a ofrecer este metarelato y
alcanzar su objetivo: Que queramos
un poco más a PK Dick.
Philip K. Dick
y el transrealismo: Vivir lo que se escribe (Damien Broderick)
Aunque
resulta un texto riquísimo, enérgico y agudo, su definición
de
transrealismo es floja
y
no acuña particularidades que iluminen, se parece en exceso a
demasiadas otras formas literarias para aceptarla como válida; para
que nos sirviera de propulsor dirigido
a
romper inercias o trepidar
con otros ritmos, debería proporcionar las directrices específicas.
La
propia formulación que
Damien toma de George
Turner sobre la “ficción imaginativa” es semejante al llamado
metodológico de Bertold Brechr de “pescar la insólito bajo
lo
cotidiano” que
de por si ya cae de lleno en lo burlesco y
por lo tanto tampoco despega, los
ejemplos que despliega nos conectan con señalizaciones efectuadas
por gente como Poe con su recomendación
“mirar con los ojos entornados” y es que en cuanto uno intenta
asir lo que es específico de la CF de PK Dick siento que lo
descubierto se desvanece (situación descrita por Marshall Berman
aunque
en
otro marco teórico en “Todo lo sólido se
desvanece en el aire”)
es como seguir la pista de un punto determinado de un fractal
saltando de escala en escala.
El ensayo se torna fascinante en cuanto abandona los pujos de la originalidad a medida que se va abriendo a dimensiones poco exploradas (meditación en espacios multidimensionales de Hilbert) y a que se introduce en estructuras de significado que no por reiterantes poseen menos representación (James Graham visitándose a si mismo en “Crash” o saber que el personaje inquietante que observa ha soñado a quien lo ha soñado a él).
El ensayo se torna fascinante en cuanto abandona los pujos de la originalidad a medida que se va abriendo a dimensiones poco exploradas (meditación en espacios multidimensionales de Hilbert) y a que se introduce en estructuras de significado que no por reiterantes poseen menos representación (James Graham visitándose a si mismo en “Crash” o saber que el personaje inquietante que observa ha soñado a quien lo ha soñado a él).
Para
mi que las
pretensiones abarcantes de la postmodernidad naufragan en cuanto
recurrimos a conceptos
mucho más robustos como
“universo gramatical” de Jeremy Campbell, o a la “sinergética”
de Hermann Haaken, los
cuales permiten manejar sin dicotomías esquizoides el idios kosmos
(personal e irrepetible) y el koinos kosmos (colectivo y compartido)
del que nos habla Dick sin hesitar sobre sus puestas en escena,
aunque con disrupciones radicales al parangonarlas con la complejidad
de la realidad.
Los
contenidos se trasvasan, la cotidianeidad se pone picante, todo se
eviscera y brotan flores, trasgos, mutantes y frutos de cada ranura,
pelo o ángulo; la biografía de Dick es una novela que sintetiza el
latido de la época y
Broderick capta de manera magnífica lo que quiere distribuir para que
alcancemos el nirvana de
la extrañeza sin
arredrarnos.
El
fértil humus de las ideas expuestas demuestra la verosimilitud de la
sospecha que nos corroe:
la CF de Dick va más allá de lo literario e incluye la imaginería
que nutre gráficos y dibujos, ensayos como el que comentamos, los
juegos, el cine (es uno de las autores con mayor cantidad de adaptaciones), los aparatos cotidianos que brotan de la cornucopia
tecnológica, los paratextos de los informes de avances científicos
interpretados en clave cienciaficcionera, ya
que en este campo temático no sólo son
creativos quienes
relatan sino quienes interpretan -y esa siendo una característica
que comparte con otras formas literarias se da en la CF con una
densidad inusual, repasemos cualquiera de las dimensiones señaladas
hace un instante: visualicemos un dibujo de Boris Vallejo o
Hannes Bok; una saga
cinematográfica: Star Wars o Alien; ejecutemos un recorrido por los
niveles de los juegos y hasta en dramaturgia con un texto de Aldiss y
comprobaremos que su pulpa y huesos poseen una regularidad
similar excepcional.
Además, porque al asimilar la creatividad a la patología (síndrome de Capgras) creo que PKD abrió un camino que hoy por ejemplo recorren multitud de internautas con textos malísimos pero enfermizos en ese sentido. Novelas con escenarios barrocos, ciber o steampunk (pienso en Paul McAuley o Cheri Priest) igual colocan escalones hacia el ejercicio de desembrollar los posibles motores de las fecundas e ingeniosas visiones que esparcía PKD por doquier, a sus amigos, en sus textos, en sus exposiciones, lo cual no le quita filo a su espada literaria, sólo nos ubica trazando mapas… y Broderick lo trata con cariño (una vez más se hace querer).
Además, porque al asimilar la creatividad a la patología (síndrome de Capgras) creo que PKD abrió un camino que hoy por ejemplo recorren multitud de internautas con textos malísimos pero enfermizos en ese sentido. Novelas con escenarios barrocos, ciber o steampunk (pienso en Paul McAuley o Cheri Priest) igual colocan escalones hacia el ejercicio de desembrollar los posibles motores de las fecundas e ingeniosas visiones que esparcía PKD por doquier, a sus amigos, en sus textos, en sus exposiciones, lo cual no le quita filo a su espada literaria, sólo nos ubica trazando mapas… y Broderick lo trata con cariño (una vez más se hace querer).
Una
de las ideas más suductoras y fascinantes de Damien consiste en afirmar que PKD al
tener “pleno acceso a las herramientas
narrativas y a los escenarios alocados y exagerados de la CF”
se echo a perder. Expone
que la diferencia en el transrealismo de PKD respecto a su énfasis
autobiográfico, la
desgarrada intensidad en que transfiere sus emociones y pensamientos
a sus personajes -que se encuentran atrapados en un tiovivo ya que
nunca terminan o dejan de recibir retroalimentación-, pero
eso no lo exime de lo grotesco y lo exagerado de sus peripecias.
Alega que “Quizás
los escritores de CF tienden a condenarse a una especie de
espaciotiempo narrativo reducido, que resulta por definición casi
inaccesible para la mayor parte de los lectores, que temen su
singularidad y su aislamiento”. Sin
embargo, sostengo que morar en ese
tepuy (mesetas
abruptas de
paredes verticales y cimas relativamente planas del
escudo guayanés venezolano)
como nos ocurre a muchos aficionados y amantes del género es normal,
sabemos de la excepcionalidad de nuestros gustos (atendemos
mediante nuestro subconjunto o género literario a toda la realidad y damos
cuenta de ese megaconjunto,
idea sostenida
en la Teoría de
Conjuntos, la cual
me parece mucho más
inquietante que la pergeñada por Broderick) y
nos ubicamos allí para
mirar desde la cima la sociedad
y manifestar sobre
cualquier evento, proceso o personaje en cualquier momento de su
historia pasada, presente o futura.
Creo
que los prisioneros son los personajes del mainstream atrapados por
las reglas, normas y convenciones para ajustarse a la realidad,
y romperlas es lo que torna interesante a tales obras. La variedad de
opciones a las cuales podemos recurrir en la CF es infinitamente más
variada… y divertida. PKD
revela que prefiere un mundo extraído de su mente, ya que “si
lo que quieres es ajustarte a la realidad, lee a Philip Roth”;
quizás la novela “ La
conjura contra América” una historia alternativa donde Lindbergh
tras ganar
la presidencia pacta
con los nazis
y derrota a Roosevelt
sea la respuesta tardía y un desafío a esa
valoración de PKD. Roth decidió demostrar que también puede
escribir CF. Al
no haberla leído no puedo opinar si logró ese propósito.
Colofón:
A pesar de mis
discrepancias es
indudable que el
ensayo documentado con profusión
enriquece nuestra percepción de PKD y entrega un caudal de aportes
considerables gracias a una ardorosa investigación, y abundantes
pistas para reinterpretarlo sacándole el jugo a su lectura.
Los Dos
Dick: Paul McAuley
¿Alucinación?
¿Sueño? ¿Paranoia? Una novela pirateada y una confabulación en
marcha , el tema parece calcado sobre la polémica entre “género”
y “mainstream”. Cada vez que uno de los escritores del género
escribe algo espectacular (Pullman, Audrey Niffenegger) o que los del
mainstream arriman el ascua a su sardina (Roth, Isaguro, McCarthy)
suelen saltar en seguida los críticos formales a confirmar que esas
obras trascienden el género (de nuevo insisto no estamos encerrados
como creen los que sufren de delirio circular-especular, si acaso ubicados en
un tepuy como proferí líneas antes, pero nunca desconectados, Elon
Musk acaba de demostrarlo con el XSpace, Starman pilotando un Tesla y
abriendo la ruta hacia Marte), pareciera que la sangre de la CF es
usada en generosas transfusiones para nutrir temas, inspirar e
instalar situaciones, escenarios procesos y personajes al infatuado y
cada vez más aburrido mainstream realista, donde lo salvable cae de
lleno en la fantasía. Un colofón casi reciente fue otorgar el Nobel
de literatura 2007 a una de nuestras autoras emblemáticas: Doris
Lessing, hecho que se ocuparon cuidadosos de ocultar en reseñas y
comentarios.
Quizás por eso
elijo la pregunta que le dirige Emmet (su agente): “que diablos
estaba haciendo, perdiendo el tiempo con esas insulsas porquerías de
ciencia ficción” o el agregado de “Ahora entiendo por qué la
semana pasada llamaste a la policía y le pediste que te arrestara
porque eras una maquina con malos pensamientos” y es que el cóctel
de sustancias que trasiega PKD es suficiente no sólo para un colocón
sino para una epifanía… y en ella mora con persecuta paranoide
inducida. Lograr la domesticación de PKD para Emmet expresa y
representa el procedimiento de domesticación de la sociedad, Paul
presenta el hecho de que si el real es ya distinto hay motivo para la
esperanza y apunta a que poder redactar un relato que los contraste
(al real y al ficticio) es ya una estrategia para escabullirse y
liberarse de las normas. Tras un puñado de anfetaminas PKD piensa:
“Los androides nos invaden. No hay duda. Los trajes, los cortes de
pelo y los cuatro temas de conversación permitido: deportes, clima,
televisión, trabajo. ¿Cómo no lo vi antes?”.
Para su visita al
presidente Nixon reflexiona sobre el estilo individual con una leve y
atroz frase: “Hasta los hombres que visten traje usan corbata para
dar a entender que aún tienen esta pequeña salida para expresar su
individualidad”, sin embargo ambos lucen idéntica corbata. Los
asesores como manipuladores de las marionetas políticas conforman
una cofradía secreta que detenta el auténtico poder y controlan las
figuras públicas para que emitan un mensaje adormecedor y
tranquilizante. La ciencia acude en ayuda de los domesticadores:
aquellas personas que creen en teorías de la conspiración, ni son
locas ni son idiotas, les ocurre que sufren de percepción ilusoria de
patrones y PKD se las traía para encontrar esos nexos.
Estrangulante final,
preñado de voluntad, abierto a las múltiples posibilidades, con la
convicción que en cada cual, como sucede en los textos de PKD, hay
algo que nos permite intuir el camino para escapar a la demolición
esgrimida como arrasadora nivelación por el sistema.
De Zaratustra
a Valis: la Búsqueda de Dios a través de la CF: Raúl Gonzálvez y
Diana Catalán
Un
ensayo enérgico que partiendo de la trilogía Valis llega a la
propuesta de que PKD fundaría una religión y el mismo sería su
Sumo Pontífice. Algunas frases e ideas rezuman pretensión, pero por
lo general recorren de manera amena textos diversos del género
enriqueciéndolos con comentarios inteligentes y potentes reflexiones
que al aproximarse a dichas obras, en especial la trilogía de PKD la
nutren con otra mirada y otros ojos. Profundiza aunque desigual en
los aspectos que toca, algunos devienen superficiales pero resultan prometedores en muchos y cumplidores en otros, así que podemos afirmar
que en este especial los ensayos se encuentran a la altura de los
relatos… y viceversa, lo que se reflexiona resulta tan recio como
lo que se crea.
Parten de tres referentes constantes: personas, máquinas y
alienígenas, los cuales son representativos pero albergan a su
interior innumerables subdivisiones: dioses clonados o dioses de
biología tóxica, por lo cual dominan los dioses espejeantes y los
mecadioses, de allí andamos persiguiendo a dioses que exhalen
humanidad. Rico y jugoso por donde le metamos el diente cumple con
orientarnos hacia paisajes inéditos y que ya no desdeñaremos cuando tropecemos equivalentes; eso si, la miríada de teogonías y cosmogonías que brotan
son extraterrestres: la labor de destripamiento que ejecutan sobre la
trilogía es tremenda, no dejan arteria sana y van entregando datos
que iluminan la carcasa que abandonan para rearmarla cada vez, dan
ganas de releerla con el ensayo al lado para ir comparando.
Sangre
Familiar en Kensington Gore: Brian W. Aldiss
No creo en las
exégesis completas, pero sospecho que existen amores rompedores de
límites, pero que haberlos haylos, el de
Brian se revela como uno de ellos. Intérprete de su propia obra
teatral sobre PKD ayudado por Ursula Kiausch (socióloga e
historiadora por la universidad de Heidelberg, crítica
transdisciplinar de literatura fantástica) ofrece una excelente
performance -y es que no hay otro como BWA-, siempre inesperado y
como no, impactante, se lanza a explorar los intrincados laberintos
del alma dickiana con formato teatral, uno de esos hallazgos que
transforman la lectura de una revista en una fiesta inagotable, en
arrobamiento reiterado. Recorre la vida de PKD, la teatraliza y añade
comprensión, y la preña de contenido organizador, magnífico
complemento con los textos anteriores.
Sabrosa y digna
acarrea joyas como la siguiente: “Has
visto fotografías del cerebro humano, ahí residen el cielo y el
infierno ¿Crees que un pájaro enjaulado podría entender en un
millón de años cómo está hecha su jaula? Has perdido el tiempo
con la metafísica. En su oscuridad, tu cerebro no puede saber para
que sirve su cráneo. Te
has matado con la conciencia
de tu propia identidad.” O esta otra que alude a
la irracionalidad del universo (contesta a M, el fantasma de su
hermana Jane) “O una fuerza del Mal puro que trata de ocultarnos
sus planes. Por eso me estoy abriendo paso poco a poco por varias
religiones, tratando de ver que hay detrás de la falsa experiencia.
Un día tengo el universo organizado. Al día siguiente se me viene
abajo. Como descubrió Arnie Kott (jefe de la Unión de
trabajadores del agua marcianos en la novela Tiempo de Marte)
hay una inestabilidad fatal en la
naturaleza. Y esa inestabilidad está aquí lo mismo
que en Marte”. Al final del diálogo M le dirá: ...Ese es el
secreto de toda vida: que se vive siempre a
expensas de los muertos, y que al final se vengarán, ya que son
mucho más numerosos que los vivos.
Roy Batty y el
mito del Ängel Caído: un análisis miltoniano de Blade Runner:
Joaquín Moreno Älamo
El título ya era
una delicia, no obstante he de advertir que siempre tengo que
realizar esfuerzos para meterme bajo el pellejo de un creyente y
tratar de comprender su misiva, gracias a que Joaquín sirve el plato
con un valor agregado al conectarlo con un caro icono de la CF
cinematográfico, el replicante de Blade Runner. Inicié la lectura
con un cierto temor a encontrar impenetrables estructuras
metalingüísticas, pero si de algo peca el texto es de sencillez
fluyendo con facilidad, quedando claro que Roy Batti es el
equivalente de Lucifer o Satán, el demonio defenestrado. Roy es un
romántico irredento que musita frases como: “Quien vence por la
fuerza a su enemigo, sólo a medias vence” mientras intenta
traspasar las barreras tendidas por los sucesivos tests que
identifican a los replicantes como no humanos.
Moreno sabe
atraparnos en su juego de espejos y nos emocionamos hasta
crispársenos la garganta, cuando la trascendencia del replicante
queda expuesta y comprendemos cuanto nos ha ligado a su suerte y
llegado a la mente su personaje. Es que lo
importante para trascender es la rebeldía no la obediencia, es
practicar el libre albedrío para arriesgar y alcanzar la libertad
frente a la opresión, acaece un potente canto que privilegia la
rebelión. Las correspondencias entre ambos grupos de
insurgentes son desgranadas ante nuestros ojos hasta la saciedad
cuando Rachael, la Eva que curara la soledad de Rick Deckard le
propone escapar y eludir su oficio de asesino, quien muerde la
manzana planteándose un interrogante “Se supone que los
replicantes no tienen sentimientos, y que tampoco los tiene los
bladerunners ¿Qué demonios me está pasando? Por si acaso, esta
pregunta arroja nueva luz sobre el encuentro de ambos en Blade Runner
2049.
Reinterpretar,
revisitar, resemantizar, que grácil belleza brota de tal
encadenamiento de acciones. A pesar de las largas transcripciones de
versos miltonianos es un ensayo excelente e inteligente que de manera
sabia propone una lección con examen que va más allá de lo
habitual.
Philip K.
Dick: Cronología de sus novelas: Juan Carlos Planells
Planea a vuelo de
falconiforme sobre la inmensa obra de PKD sembrando perlas de sápida
información entre los créditos de las reseñas informativas de los
cuentos y novelas, no por algo es uno de los mejores conocedores
españoles del autor, impulsor de la Nueva Dimensión 145 que de ser
un homenaje se tornó un In Memoriam por las vicisitudes editoriales
de la revista y la muerte, modeladora por excelencia del azar, así
que recomiendo su estupendo artículo: PKD: las Otras Realidades en
ese ejemplar de la mítica revista. No destaca por profunda pero si
por su apreciable fuerza y emoción. El párrafo final desnuda un
humanismo intrínseco que enaltece a comentado y comentador.
Crítica de
Libros
La Invasión
Divina: PK Dick: Alex Vidal
El comentario me
deja la impresión de haber leído una novela distinta con el mismo
nombre, se que suele suceder con PKD, pero la space opera trepidante
que degusté se convirtió en la mente de Alex en una especie de
serpentín místico montado sobre un eje metafísico.
Los Tejedores
de Cabellos: Andres Eschbach: Elia Barceló
La singladura
grávida de destreza y sapiencia de Elia queda revelada en su
acercamiento a Eschbach, recoge lo esencial y expone las joyas que
sostienen el tinglado y lo ejecuta con tanta suavidad que no podemos
dejar de estar de acuerdo con ella.
Ciudad
Maldita: Arkadi & Boris Strugatsky: Alberto García-Teresa
Con mucha frecuencia
acudo primero cuando leo revistas a la sección de No-Ficción y me
empapo de facts, quizás luego los relatos me desilusionen pero me he
acostumbrado a que las reseñas me sacudan el cacumen tanto si
frecuento al autor y poseo referencias como si lo desconozco y aún
no he accedido a sus páginas, sea como sea estimulan y esa virtud
impregna la reseña de Beto.
El Ültimo Día
de la Guerra: Christopher Priest: Santiago Moreno
Permutar las
realidades alternativas sobre esos gemelos imposibles de separar
queda exhibido, destaca la originalidad de Priest al aludir a otros
autores y de paso critica la edición de Minotauro por cambiar el
nombre (una especie de marca de fábrica del autor) que pasa de una
palabra significativa a una frase que se quiere definitiva pero que
resulta frágil. Santiago sabe fintear (cuando es necesario) y jabear
(cuando desea llamar la atención). Palatable reseña.
Asesino Real:
Robin Hobb: Julián Díez
La cautela con que
resbala por encima de las lubricadas burbujas de Robin nos ubica de
inmediato frente a un fenómeno que no podemos soslayar, la fantasía
se vende y aunque muchas sagas sean clones unas de otras hay que
encontrar que las distingue y eso lo expone muy bien Julián, quizás
demasiado ya que terminamos por querer leerlas (ya leí el primer
tomo)
Los relatos
que asustaron a Lovecraft – El Rey de Amarillo: Robert Chambers:
Víctor Jiménez López
Me agradó el empuje
y pasión del comentarista, tanto que me obligó a una promesa:
revisar el libro, porque aunque fue de mi gusto tampoco me pareció
lo extraordinario que Víctor sugiere, nos contagia el deseo con su
ímpetu y eso ya es suficiente. Además pone la carne en el asador y
nos confiesa entre cándido e interesado sus tumbos por la red y nos
comparte asombros y hallazgos. Vale.
Conan de
Cimeria. Crónica de un desencanto: Javier Martín Lalanda
Javier se nos
descuelga con un cuarteto que trae sabor a ensayo sobre Conan, donde
paso a paso penetra en los establos crematísticos de Timun Mas y
nos explicita con su texto los motivos de debatirnos entre los
horrores perpetrados y el agradecimiento por poder leerlos. Tras la
exposición del esqueleto podrido, que se puede llamar estafa, que
nos presenta sobre como burlaron la edición definitiva del guerrero
cimerio, la pregunta y el impulso que me generan siendo idénticas
apuntan a acciones diferentes: ¿por qué no aprender y manejar el
idioma original de los textos de CF en general? Por ser demasiados
los idiomas implicados seleccionamos el inglés, pero flaqueamos.
¿Por qué no
dedicarnos a apoyar a las multiproducciones en red con coordinador
para recoger matices y coloridos y gozar de las sutilezas propuestas
por el autor? Ahí ninguna empresa editorial que domina mercado
obtiene beneficios y podemos acceder a las intenciones del autor,
tras un lapso mientras leemos hacemos colecta y la enviamos a los
agentes.
Otras secciones como
Novedades Editoriales nos dejan con los colmillos al aire,
ante tanta creación que no podemos catar ni perseguir ni compartir
(excepto en digital), de lo que no cabe duda es de su prolijidad y
ambición de informar al detalle.
Supongo que Hit
Parade de la Crítica, o Los Más Vendidos poseía
utilidad para los residentes españoles, para enterarse como iban
variado las posiciones de sus escritores favoritos, ya que no podemos
aceptar que tal competencia se conecte con las auténticas apetencias
del lector más allá del ranking vinculado al marketing y las
franquicias.
Portada:
Juan
Manuel Aguilera nos deslumbra con un personaje que parece extraído
de la abigarrada cantera dickiana, es un burócrata con una Zap Gun, seguro
apuntando a los rulos de una esposa desquiciada o a la barriga de un
conspirador, impregnada de un aire enigmático pone a funcionar el
magín, en mi colección he
atesorado sus
novelas y sus comics, cuando existía Velero 25 el
equipo en
algún momento converso
por Internet con
él,
vayan
pues mis saludos
especiales.
Un revistón, es
increíble la calidad de Más Allá, Nueva Dimensión, Gigamesh,
Cuasar, tantas que nos acompañan (aún hoy gracias a las ediciones
digitales) y las pioneras como Axxon o BEM, gracias a su tesón nos
nutrimos y compartimos, porque el cariño de los amantes del género no es
por la posesión de un objeto en papel o un archivo en bits, sino por compartir, he
sentido eso al conocer el detalle de los agregados que Elon Musk
injertó en su XSpace y su Tesla, de repente es una fecha histórica
y en el futuro se enseñará señalando “Aquí empezó” y de una
forma u otra los cienciaficcioneros formamos parte de esa realidad
por venir. Albricias y sfyufa.
Puaff, una revisión inmensa que apenas he arañado. Es un placer leerte Lucho.
ResponderBorrarMuyretrasado encuentro tu mensaje, mil gracias querido amigo, sfyufa ¿cuándo nos vemos?
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