Metal Hurlant 03. Memorable ebullición de las vísceras
Metal Hurlant
N.º 03: El azar siempre va garboso y desenfrenado trazando las curvas del cuerpo de la
vida… la materia, el universo y todo lo demás... parafraseando un
título de Douglas Adams, lo cual me llevó a tropezar en “Los Comics de
Machete” (http://loscomicsdemachete.blogspot.pe/) con “Veronique
y el viejo panteón” de Sabine, iba de gatos
mágicos, fantasmas y hasta bodas y veneno, un despliegue clásico
nutrido por un dibujo fértil y un relato que se lee con agrado y con
sorpresa final (incluida en seguida); de inmediato me precipité con
un trío de cliks a revisar mi colección de Metal Hurlant, recordé que el 3 fue el primero que me deleitó y decidí dedicar un post a compartir algo de esa colección que sintetiza un metálico aullido quejumbroso con una esquirla conmovedora y una pizca gemebunda, que quiebra imágenes para salpicarnos la mente y obturarnos las pupila; rompedora y estimulante o sea inolvidable,
y reflexioné sobre
la desaparición de materiales excelentes que no se aprecian en su
momento, de sensaciones que extravié y así en sucesivo
cuestionamiento hasta que arribé a necedades que fueron errores necesarios
en esa riguroso momento de actualidad (sólo leí los comics y ninguna de las notas que
con generosidad nos brindaba el equipo por ejemplo), decidí saborear los añejos textos y ofrecer
una incitación a releer los comics que nos impresionaron pero no
conversamos suficiente (estoy inmerso en el recuerdo de Arzach de Moebius una mañana de 1981 recién casado, en el parque Santos Dumont en Lince, Lima), por eso brindo una muy veloz percepción sobre su
contenido (visitar la colección en:
http://www.exvagos1.com/showthread.php?t=420372).
Enterarme de las
explicaciones de Javier Coma para justificar la revista fue clave: su
editorial en lasección "A Metal Batiente" deviene inoxidable, ubicado al centro
de la corriente cultural es como una roca que fija el fluir comiquero pero
salpicando el entorno con erudición, para un mejor contexto.
Vibraban "Metal News" y "Locos por las hormigas" con los duros
comentarios a “Rey Mono” de Manara -que me gustó pero aceptando
como acertado lo que señala Ana Salado- quien recupera con suavidad
(o ¿poca intensidad?) “El Víbora 20-21” de verano y asegura
elogiosa que “Comix 10” va por camino firme; hoy son láminas
quebradizas de pretérito
sin embargo, algunos
textos no llegan a saltar el listón del tiempo: historia del comic,
música (leída no despierta morbo, escucharla coloca, por eso en
Rock, grupos como Adam & the Ants era un jamón podrido y
olvidado; Mamá un galimatías que entonces ignoré; Barón Rojo sólo
el aviador, pero en jazz Javier Coma la recupera y enriquece),
asimismo el hallazgo vibrante pero ya relegado de Kraftwerk y su
Computer World),
pero como al que
insiste le dan postre arribé a candentes líneas dedicadas a la
Novela Negra y el pulp,
en cine fusilan a
“Kargus” por tonta pero revelan el secreto andamiaje que sostiene
“Raiders of the Lost Ark”, desnudan las carencias de los films
de Eloy de la Iglesia, y el acelerado envejecimiento de “El Planeta
Salvaje” de Laloux.
En relación a las
historietas encontramos:
“Todo va bien”
de Norman Crispin, una pavada que homenajea a un niño de tres años
que gusta dibujar y quizás se convierta en historietista. Me agradaría pescar ese futuro propuesto pero tiende a diluirse mientras lo contemplo, por ello queda una sensación de incompletitud.
Luego, la triste de toda tristeza “Hombre de Arena” de Loustal acosada de desolación, con un remate desgarrador que no aminora la perdida por la erosión previa de cualquier atisbo de esperanza, creo que la viñeta elegida ilustra lo proferido
Tuve el placer de la versión de “El Baile del
Incal” donde la combinación de Moebius y Jodorowski funciona
como un aspersor cuyas gotas reflejan cada una un mundo pródigo y desaforado, tan
delicioso manjar condensa lo cutre y lo excelso, se prodiga en
ramajes inesperados pero sin soltar el hilo conductor, se impone con
su rudeza y sus anzuelos multicolores mientras va destripando por doquier
la estructura social, John Difool continua como uno de mis personajes
favoritos.
“En las
medianas de Cymbiola” Schuiten y Renard exponen la arquitectura
de la confusión con la textura aterciopelada de los endotelios, como
será evidente que el objetivo de la búsqueda es enigmático, la
caracola devendrá en guía y el volar será mezcla de voluntad y
técnica, siempre me induce desajustes imaginativos esa rica puesta
en escena que provoca cascadas de alternativas.
Seguimos con “Hacia
nuevos tiempos” de Druillet, que me dejo patidifuso y sin
aproximarme a entendimiento alguno. Que existan luchas por intereses divergentes es
comprensible, que el poder reprima igual por doquier es un axioma que concreta esos intereses,
pero que todo culmine tan terso y confuso tras deflagraciones y
demolición de gente, con sonrisas esplendorosas me sobrepasa, algo
debí perderme.
Jano y Tramber
abordan en “Muerto de Risa” con la figura icónica del
detective Jo Jaguar un caso con cadáver, las viñetas son
alucinantes y la ciudad se despliega como una clase de neoarquitectura
(el anfiteatro máximo de la viñeta final lo demuestra), los
enfoques inusitados, el ritmo trepidante, el guión aceitado, la
solidez del personaje, nos permiten sacarle el jugo a esta parodia de
Dashiell Hammet, divertirnos y empatizar.
Rodolphe y Ferrandez
en “Museo Negro” hunden el escalpelo a fondo en las
desgracias desencadenadas por la codicia durante el transcurrir del
siglo XX, mediante el recurso de una visita familiar al museo, donde
desfilan atrocidades y crímenes, culminan con una irreverente burla
(la famosa foto de Einstein) en ambas direcciones que le proporciona un
“toque” místico y salvaje al relato.
“Geranium” de
Arno y Maximy presenta una genial pero desoladora solución a la
sobrepoblación mediante la aplicación de técnicas de reducción
ejemplificadas por el proceso que atraviesa con “high biotech” y
una cierta cruel ingenuidad, el geranio que la esposa del técnico
desea para su jardín.
“Atomax”
de Chaland transcurre con ligereza casi apresurada presentando a los
indestructibles y utilísimos Atomax, baratos y fáciles de fabricar,
traen suficiente IA para tomar decisiones y son eficientes. Irónico
y quizás desternillante, es indudable que funciona cual revulsivo
hasta que comprendemos que han tomado el control de cada situación,
incluido el sexo y que pronto seremos prescindibles. ¿Premonitorio? Y pensar que se publicó en 1987.
“Gafotas”
de Margerin trasciende sus propios límites, de la burla transita al
escarnio despiadado y a la chacota, pero te extrae una sonrisita y
perdonas al nerd por su capacidad de adaptación.Una llamada a la fraternidad desde el descaro y el descarrile
Voss en “La
Manif” con un colorido esplendoroso nos exhibe lo que ocurre
durante un manifestación de robots que luchan por sus derechos, son
tan humanos que nos solidarizamos.
“Skouille”
fruto de la colaboración de Dodo y Ben Radis es desilusionante, no
despega, no alcanza nivel crítico ni encomiástico, se queda pegado
a su propio material mordiéndose la cola y no remonta, trata de un
grupo musical que quiere volver a las marquesinas. Poco importa la
peripecia.
Seguimos clavando remaches lúdicos con “El
Trinitromonol ha salvado nuestro amor” de Hé que regocija sin
cortapisas, posee coherencia en sus planteamientos y además juega
para su título con uno famoso del maestro Asimov.
Rematando Kent y Bernalin nos
entregan “Honolulu Jam”, que va de jazz pero en ritmo
amargo por los sueños que se hunden astillados sin importar el
talento y los borbotones de desdicha que brotan a través de las
quebraduras del cristal de la ilusión, ya que sin vidrios y bordes
rotos no se aprende a sobrevivir. El colofón condensa la
frustración, anonada pero es aleccionador, en la vida “nada se
consigue gratis”, hay que pelear.
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