Plop de Rafael Pinedo: Un Descenso a los Infiernos


 © Leonardo Bolaños & Luís Bolaños; 20-01-06.
 
Rafael Pinedo logra una demostración cruel respecto a que sus personajes han pasado de ser “humanos”, a ser “objetos” sexuales, militares, etc., expone un proceso donde borrando los matices que encuentras en una persona, despojándola de sus atributos, pelándola hasta el hueso, puede entonces presentarnos un cuadro de degradación postapocalíptico manejable y creíble… más allá de lo increíble. No requiere describir, sólo ponerlos en acción, y eso es suficiente para su coherencia narrativa.


Intuitivo y feroz, parece transido de una potencia reveladora que lleva a desnudar los esquemas reales que yacen tras la criatura humana. Una y otra vez nos asombraremos ante las decisiones terribles que asumen los figurantes sin que se les mueva un pelo, sin que la solidaridad emerja; la novela nos dice que despojados de aquellas pinceladas, aquellos barnices culturales que hemos construido con tanto empeño para sentirnos seguros, abrigados, etc. somos una bestia más en la llanura.



Es probable que en su condición, compartida por much@s latinoamerican@s, de crítico motivado por nuestra historia (en especial por sus rasgos de argentino, antropólogo y escritor, aunque no lo explicite, que no es necesario, se siente) Pinedo impregne su obra de pesimismo, demuele la cultura y no deje títere sin cabeza, ya que a pesar de ser corta sintetiza esquemas lo suficientemente sangrientos y degradantes como para que a uno se le revuelvan las tripas.


A contrapelo de la mayoría de los autores USA, que siempre logran convertir, a través de una rendija de esperanza (verbigracia: “El Cartero” de David Brin), la hecatombe en éxito, acá presenciamos la crónica de una cruenta degradación, que llegará a atentar contra la propia reproducción de la especie, predicción que se presiente en la acumulación de ritos y tabúes desnaturalizadores, y que con coherencia se palpa en la impronta de la desintegración, en la huella anticipada de la desaparición, que carga ese clan (similar a los otros que recorren el ruinoso paisaje que les toca morar), comportamiento que tiende a reducirse a lo elemental, aunque sin alcanzar a librarse de la complejidad.


Ni siquiera el sexo, que empapa y transcurre en casi cada página, o por lo menos así queda la impresión, es una muestra que trate de rescatar algo agradable en medio de ese infierno, aunque se intente llevar como una pequeña “fiesta”, como un ritual gratificante en lo específico (y a veces en sus celebraciones particulares como Karimbon), fracasa… los resultados corroboran que la corrupción ha contaminado hasta la médula a la horda.




Sus fiestas, por ejemplo, se convierten en actos que no poseen significado, sólo placer y gratificación inmediata, el/la tipo (a) se acerca, acaricia la entrepierna de la otra persona y esta accede si se voltea para ser penetrada, o si se dispone a hacerlo, a ser “usad@”.


Luego, la indiferencia se adueña de los sentimientos, y al momento de nacer, se cierra el bucle de la ironía, ya que el lugar donde tod@s caen y hacen plop es el barro supuestamente primordial, hecho drenado de significado porque a nadie le importa nadie, las únicas personas que fueron algo encariñadas, los denominan “raros” y así clasificados como raro, rara, y rarita, se entrelazan las existencias de las dos personas (lo más cercano a un par de amig@s para Plop) con las que el protagonista se siente transfigurado, advierto que son lo suficientemente atractivas pero que uno se engañé por un instante, pero los mazazos tupidos que nos llueven desde las peripecias nos indican que acá la transitoriedad apunta a la entropía final y no a las reconstituciones del status quo.


Los protagonistas colectivos están completamente aplastados por la forma en que sobreviven, sin revelar su lengua, bajando la cabeza, casi cada acto es o puede ser considerado tabú. Ese despojamiento conduce a la inmovilidad pensante, a la muerte de la mente, en un orbe en proceso de descomposición es el paso previo para adaptarse a la animalidad presentida, y lo peor es que mantienen la suficiente clarividencia intelectual para comprender que ese es el camino que recorren y esa lucidez exacerba su barbarie. 



Plop, el personaje principal, es hijo de una cantora de regular talento, quien resulta un personaje condescendiente y flexible, en el sentido que abusan de ella pero sigue con el optimismo como estandarte, cosa que la diferencia de Plop, que terminará como un personaje rencoroso, frío, fascista, autoritario. 




Claro está, que dichas facetas de su personalidad aparecen de poco en poco y cada una posee motivaciones que funcionan lógicamente es su pavoroso entorno y bloqueadoras de cualquier otra medida. 


Las jerarquías trazadas por Pinedo beben de los esquemas perversos que la antropología ha reseñado, pero elevados a una potencia devastadora, de una ferocidad abrasadora. El modo de vida y su orden, es completamente cruel, allí están los Voluntarios Dos, quienes perecen como si fueran carne de cañón, sirviendo de carnada para los momentos peligrosos, y cada uno sabe que está destinado a morir en corto tiempo; entonces, al transitar a voluntario dos, o a servicio dos, caes en un tobogán que apresura tu extinción, en una realidad de por si ya peligrosa y precaria.


La vieja Gorom, quien adiestra al chico Plop, termina siendo el personaje más humano, encima de representar los residuos de alguna condición humana, probablemente por sus recuerdos que convierten la “vejez” en depositario del conocimiento residual.



Aparte de ser la única en todo el cuento que encarna cierta sabiduría, sin embargo es también alguien que siente agostada la esperanzas, notorio en el modo agresivo en que sugestiona a su criado… o en ciertos momentos de su relación con Plop.


En algún momento encontré semejanzas con “Los ojos de un dios en celo”, pero la densidad social expuesta por Carlos Gardini ha desaparecido en Rafael Pinedo. Las propias duras, extravagantes, caprichosas y brutales circunstancias de tu estancia en la banda, son ya el modo en que vas siempre a vivir, son una especie de destino atroz e insensible ante lo que ocurrirá… 

 

Y que te ocurrirá, por que la resignación impregna cada impulso, cada movimiento, en los sucesos que ocurren; quizás por eso, resonando como una campana que trae ecos de un pasado distinto, algo que acaece y deviene casi mágico, son aquellas lecturas del mundo contenidas en los papeles que atesora secretamente la anciana Goro, en como lo cuentan los fragmentos de libros que comparte con Plop, y cuando leen acontecimientos como el Big Bang que ninguno entiende, intuyen que poseen una poesía para comprender ese universo que pierden cotidianamente por sus pecados ecológicos y sociales del pasado.

Más allá de las limitaciones, sin embargo Plop y Goro serán conscientes que esos documentos decían algo con significado, que antes iluminaba y que no entra ahora dentro de sus rasgos actuales de apatía, colisión y desgaste habituales.



La transformación que sufre la tierra, por efecto de guerras o acontecimientos que quedan en la zona de penumbra del mito, es tremenda: pasa de ser el planeta multivariado que conocemos a un lugar inerte, árido, oxidado, y sucio, o azotado por lluvias y tormentas en otros instantes, un aniquilador remedo de clima; todas estos caracteres que se dan en el mundo las adquiere la misma sociedad mínima en que se ha constituido el “grupo”, y el resultado es completamente inexpresivo, seco, ausente de emociones humanas, estropeado, enmohecido, sin objetivos allende de la violenta supervivencia, y además sucio con el fanatismo y tosquedad con que ejecutan esos diagramas de comportamiento a que han quedado reducidos.



Luego Pinedo introduce dos personajes que serían, si el relato no fuera deprimente, quienes inserten o le darían algún tipo de calor a las ocurrencias: Tini y Urbus, con quienes se llega a notar cierto tipo de triángulo romántico, inicialmente Plop sólo abusa de aquellos que no respeta, a su amiga Tini le reserva respeto, así que nunca llega a “usarla”, caso contrario a lo que sucederá con la esclava, observado de ese modo la tensión social genera que Plop ansíe lo sexual vinculándolo a lo autoritario, mezcla que lo empezará a degenerar, la creatividad de la cual hacia gala se extravía y al no practicar parámetros para el respeto, transitará al desprecio y a la pérdida de esa capacidad -que parecía innata- de vigilar las reacciones de su tribu.


El dictador se ha constituido, pero sobre bases muy precarias, la venganza de la pandilla se precipitará apenas acuda en su auxilio la ocasión. Simétrico encadenamiento con la asunción del cargo de cabecilla por Plop, que empieza su periplo en el poder con un acto de venganza, indicando que no escapa a los condicionamientos establecidos por las circunstancias de su pueblo, en cada ocasión en que fue “usado” en contra de su voluntad descubrió la manera de revertir la relación utilizando un tabú y ascender logrando que castigaran al otr@ cuando los descubrían, como si Plop descubriera la puerta o el pretexto para asesinarlos.


Lo cierto es que la acumulación de defunciones, en una sociedad tanática como la esbozada, significa acaparamiento de poder, ruta que recorre Plop; en su génesis como mecanismo de defensa, pero ulteriormente con claridad y ambición. Para rubricar que nadie escapa al marco que lo forjó, una vez usufructuario del poder ingresará a una espiral creciente en busca de masacres, de muerte, de sexo.

 

Quizás una corroboración postrera: el relato está impregnado de verosimilitud, su ritmo es trepidante, lo agarras y no puedes soltarlo, el lenguaje es terso y pulido, a pesar, o precisamente por dedicarse a una visión aterradora que redactada de otra forma sería excrementosa; ni aburre ni falta el respeto a nuestra imaginación, y aunque duela decirlo, nos sumerge momentáneamente en las ruinas de lo que sería una sociedad que mantuviera la actual presión sobre ecosistemas y personas… y nos embruja.

He creído pertinente, por su relación con la temática de la novela, elegir para ilustrar su comentario, a tres artistas impactantes y esenciales que la despliegan de manera directa o indirecta: 
Simon Bisley, Richard Corben y Zdzislaw Beksinsk, 
existe no obstante el problema de los nombres de las obras, que en alto porcentaje no he podido conseguir (aunque en el caso de Zdzislaw Beksinski, cuyos dibujos conocí en la revista Polonia en español, que distribuía la oficina cultural de las embajadas, creo, todas se denominan "no title"):
1. Carátula de Art Book de Corben
2. Beksinski
3. Bisley
4. Beksinski
5. Manuscritos de la Plaga de Corben
6. Beksinski
7. Beksinski
8. F.A.K.K.2 de Bisley
9. Beksinski
10. Beksinski
11. Beksinski
12. F.A.K.K.2 Holyland Warrior de Bisley
13. Tales from the Plague de Corben
14. Beksinski
15. Beksinski
16. Screamers de Corben
17. Beksinski
18. Beksinski
19. Beksinski
20. The Rat de Bisley
21. Beksinski
22. Beksinski
23. Carátula de Art Book de Corben


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