Rendido ante la excelencia o el poder evocador de Roger Zelazny


El amor es un número imaginario (titulo elegido en la edición española de Mundos Imaginarios / Plaza&Janes / mayo2000 de la antología "The Doors of His Face, the Lamps of His Mouth" / 1971) por Roger Zelazny.
El prólogo de Philip José Farmer nos recuerda que a pesar del desprecio que muchos críticos literarios y periodísticos, incluido Bloom sienten por el género, vibra en sus relatos una supercuerda especial, aquella que alude a que los temas que toca la CF abarcan todo tiempo y todo lugar, toda historia que fue y que será, todo mundo alterno o imaginado, y eso es suficiente para reivindicarla, obras tan intensas y absorbentes como "La Estación de la Calle Perdido" o "Marte se mueve" no pueden ocurrir sino en la CF, igual sucede con la mayoría de las historias de esta muy recomendable antología que pasamos a detallar, en la cual hasta los relatos menores se encuentran por encima de la media habitual, y con frecuencia entregan dimensiones insospechadas, poderosas y densas mas allá de sus propias palabras, oscilando de la antropología social y el sarcasmo demoledor a la solidaridad con los débiles y oprimidos y los amores torrenciales.

Las puertas de su cara, las lámparas de su boca (Doors of His Face, the Lamps of His Mouth, the / F&SF Magazine / Mar'65)
Mas allá o a pesar de su sabor a novelita romántica de a duro (españoles dixit), la pugna por atrapar a la bestia marina mas grande del sistema solar atraía, reeditando la cacería de Moby Dick y actualizándola como una aventura crepuscular en un Venus imposible que nunca sería (probablemente fue uno de los postreros relatos que lo pintan como un mundo acuático con atmósfera similar a la terráquea y sin problemas adicionales de adaptación para los exploradores).

Los desencuentros de la pareja bebían de los romances famosos de la época, de los ecos de las novelas de Francoise Sagan y de los filmes hollywoodienses. Roger al embarcarse hacia los confines del espacio lo hacia nutriéndose de las tendencias románticas presentes en el maistream, asimilándolas y transmutándolas en el oro cósmico de la CF gracias a su especial alquimia. La tensión dramática entre la vendedora de cosméticos ¿Dior? -aunque fuera a la megaescala del sistema solar- (con tremenda fuerza empezaba a desplegarse en USA el sistema piramidal asumida por la mayoría de las empresas en la actualidad, de vendedoras que organizan de manera libre su explotación) y un "perdedor" cuasi alcoholizado, irresponsable y de reminiscencias hemingwayanas, que se había arruinado por ejercer el deporte de pesca de altura (aunque Ikky, el Moby Dick venusino fuera un Leviatán de 200 metros de largo), ofrecía carne para el cotilleo y ligaba a los momentos de rubor y cotidianeidad las suficientes peripecias riesgosas para no extraviar el condimento aventurero y mantener enganchado al lector.

No obstante, la articulación entre los segmentos era aun tosca, inacabada, borrosa, como si partes de su argumento permanecieran envueltas en niebla marina, pero escamoteando los desencuentros probables con el texto gracias a la reconciliación calcada sobre la mitología del éxito USA pero sin lastrarlo tanto como para arrastrarlo al limo de la incredulidad. En su momento no fue observado así por que funcionaba con elegancia debido al evidente gusto con que se redacto y por la fluidez y concatenación de imágenes y relaciones humanas, pero hoy podemos poner nuestra pica en Flandes reventando sus costuras y señalar como se armonizan Hemingway, Melville, Corin Tellado y Heinlein en un solo cuento gracias al poder evocador de Zelazny.


Las llaves de diciembre (Keys of December, the / New Worlds / Aug'66)
Es emocionante, sus párrafos destilan un vino agridulce y potente que agarrota la garganta, recurre a una paleta profusa de tramas, desde la manipulación genética y la criogenización hasta el surgimiento de los ritos religiosos, incluyendo la Primera Enmienda que utiliza la tripulación de la Enterprise para evitar intervenir en planetas tecnológicamente atrasados y la emergencia de un megaestado planetario que lo ahoga y lo sofoca todo. Impregnada de amor desgarrador y el sentido de la pérdida y el sacrificio, teñida de llamadas a la solidaridad, no esquiva las intrigas y las pugnas de poder.


La relación entre los desterrados gatoformes y los humanoides aborígenes es similar a la de los amerindios encerrados en reservas ante la invasión europea, pero sobre todo por su simetría a la de los judíos en los campos de concentración nazis y a la de los palestinos en los ghettos de Medio Oriente.

Los gatoformes de mundo frío, diminuto grupo marginal y prescindible (según sus creadores), comandado por un líder que sabe aprovechar las circunstancias en un remanso de esa vasta colmena de actividades en que se tornado la humanidad, decide tomar las riendas de su propio destino, para ello requieren una tierra redentora. Como son fabricados no poseen raíces en lugar alguno, así que pueden acceder a la canasta de ofertas y adquirir un planeta barato, de cuyo proceso de adaptación ambiental a las características gatoformes se encargaran ellos mismos. Ante los cálculos culminados y las medidas realizadas surgirá lo imprevisible, estallarán los laberintos evolutivos y brotará una especie que compite por el espacio, que ya estaba allí, a la cual se podría ignorar, pero a medida que el plan se expande y plasma y va alcanzando logros que remoldean a los gatoformes, sobre todo al héroe y a la heroína, se tornan importantes y omnipresentes, serán la medida emocional de los gatoformes y su persistencia indígena humaniza a los colonos, la convivencia no es solo posible sino también deseable: las peripecias de la relación esculpirán un relato preñado de sentimiento y humanismo en su sentido amplio.

Siempre en Zelazny hay mas de lo que aparente y la totalidad que emerge es mayor que la suma de sus partes o capítulos, de sus acontecimientos y personajes. Por ejemplo, para que los gatoformes de mundo frío existan hay implicancias que van desde un colosal plan de colonización que trasciende cualquier marco previo que podamos imaginar, con desembarcos simultáneos en decenas de miles de mundos que a su vez requieren de decenas de miles de seres genéticamente modificados (algo similar pero con un distinto nivel de grandiosidad se conjetura para Semillas estelares de James Blish), hasta gigantescos tinglados de decisiones, logística y tecnología por parte del Comando Central de tan colosal y pretencioso intento.

Tal aproximación supone una infraestructura de búsqueda y hallazgo a una escala tremenda con clasificaciones y taxonomías, estudios xenológicos y movimiento de masas tramitando alojamiento, pertrechos, provisiones, etc. y el conjunto vibrando en concordancia, en grados muy precisos para otorgar las patentes de uso, los permisos para experimentos y viajes, la financiación. Sabemos de la existencia de megacorporaciones, de compras de sistemas planetarios completos por instituciones particulares y de un sistema centralizado de gobierno con profusos y eficientes mecanismos de control que deben generar una densa burocracia... y todo ese universo variado, consistente y autopoiético se diseña para un relato relativamente corto, auténticos raudales de imaginación para sostener las ocurrencias e incidentes de los personajes y las interacciones significativas. Los acontecimientos esculpirán un relato preñado de sentimiento y humanismo en su sentido mas amplio que enaltece a Zelazny.

Coche diabólico (Devil Car / Galaxy / Jun'65)
Traza una parábola entre Sally de Asimov y Christine de Stephen King, pero donde el uno era pacato y no mostraba mas piel a pesar de exigirlo el argumento y donde el otro se entregaba a una orgía de sadismo, este se encaminaba sin complejos a una relación amorosa entre la maquina-corcel (diseñada de acuerdo a las características especificas de un humano determinado... ¿a la manera de Pigmalion?) y el Vengador de la Pradera, que si en los western recorre las estepas herbáceas y los desiertos rezumando odio contra los pieles rojas que asesinaron a su prometida, acá lo motiva desquitarse de los coches renegados que ejecutaron idéntica acción escapando a la férula humana y desplegando sus propias opciones.
Su vehículo sustituye con creces y comodidades al caballo y se aproxima al legendario éxito televisivo El Auto Fantástico, aunque con madurez, sin recurrir al infantiloide destilado uterino en que se tornaban (y se empantanaban) las relaciones del usuario y su artefacto en TV y que probablemente tuvo que ver con la atracción que generaba la serie en la platea masculina sin importar la edad (era notoria la indiferencia de las niñas y mujeres ante el producto). Recuerda también por instantes al Sheckley de Los Cazacoches de la Llanura de Cemento a pesar de no recurrir al humor y la parodia.

Emparentado con Auto-da-Fe, mas sin la pirotecnia verbal casi ostentosa de su gestión, se limita en apariencia, a describir la persecución y exterminio de los renegados y la interrelación de la pareja, uno no puede evitar recordar las películas de mustangos cuando en el ultimo momento el jefe de la manada dudaba entre quedarse y acompañar al héroe o escapar con su grupo abandonándolo para gozar con las yeguas (lo cual seria natural pero no reforzaría una visión de independencia de los animales que deben ante todo ser domésticos y sacrificarse caninamente por los humanos), el peligro compartido y los incidentes que atraviesen ambos para lograr su objetivo terminaba por seducir y obligar al caballo a prescindir de la libertad para acogerse a la lealtad y así transfigurado en el servicio trascender en la historia y aunque no aparezca en primer plano, esa era la apuesta que sostenía la excéntrica vinculación no sexual del jinete y su montura. Roger se concentra en la emoción y la mutua seguridad como estímulos del dúo del relato, tanto para la mente del personaje como para la inteligencia artificial del coche.
Sin embargo, un nubarrón, y no es pequeño, queda colgando, una vez cumplida la retaliación a que se dedicara la pareja ¿seguirán corriendo interminablemente por caminos polvorientos en una cruzada insensata o la I.A. será rescatada para insertarla en un robot feminoide?

Una rosa para el Eclesiastés (Rose for Eclesiastés, a / F&SF Magazine / Nov'63)
Mantiene en común con "Las llaves de diciembre" un poderoso gancho hacia la construcción de sentimientos. Exquisito relato comparable a una tanagra, con filigranas y arabescos (característicos del estilo de Roger) destripa otra "love story" -surgida pese a un cúmulo de oposiciones- entre el poeta terrestre (que la ama) y la danzarina marciana (que lo utiliza para recoger sus genes y perpetuar su pueblo), los interlocutores además están penetrados de orgullo y espíritu de sobrevivencia, su adaptabilidad se ha desgastado, pero aun poseen la sabiduría de la vieja raza marciana para mitigar esa ausencia.


La creatividad para los marcianos no importa si demora, puede lograrse en los dilatados periodos que recorren sus existencias, el amor como proceso y sentimiento ha sido atacado tanto desde el ángulo del placer como desde la reproducción (por la peste que los esta devastando). La ludicidad marciana poseerá características especiales, apenas vislumbradas por sus interlocutores terrestres, se expresa con múltiples matices pero para la mente humana es difícil captar sus sutilezas, de allí la acumulación de incomprensiones.

En ese marco se mezclan diversos registros que oscilan desde la poesía, odios edipicos y los idiomas alienígenas hasta los rituales semireligiosos, quizás vacíos de contenido pero justificatorios de un pasado demasiado grande para soportarlo que aun practican los supervivientes de la civilización de Marte en Tirellian y de una supuesta verdad que esgrimen los fundamentalistas terráqueos, pasando por la investigación antropológica lingüística y las reglas de urbanidad y cortesía entre especies sentipensantes.

Es simultáneamente la biografía de Gallinger y el resumen da la historia alucinante de Marte a través de la descripción de la danza de Braxa, que le impacta de tal manera que lo obliga a expresarse en forma de poema dedicado al evento que ha presenciado y a la persona que lo ha hecho posible. La fusión entre la traducción del Eclesiastés a la Lengua Superior Marciana (con su agobiante lectura final en la cámara de la sacerdotisa) y la rosa que brota de ese encuentro entre la pesquisa que realiza sobre el libro para lograr los efectos de traslación adecuados y la estampa de Braxa.

Los secundarios aportan textura y densidad, sean la sacerdotisa M'Cwyie, el jefe Emory, el hidroponista Kane, el centinela Ontro estan descritos poderosamente, quedan vividos en la memoria demostrando otra de las cualidades de Zelazny: la caracterizacion de los personajes, siempre vibra una nota teatral en su acercamiento a las situaciones.


El Monstruo y la doncella (Monster and the Maiden, the / Galaxy / Dec'64)
Relacionado con algunos dibujos animados aparecidos en los setenta (Kirchner) y con relatos como el de Bradbury donde un caballero medieval pesadamente armado se enfrenta, transferido por una jugarreta temporal, con un camión creyendo que es un dragón, pero acá la narración esta no solo vuelta del revés ofreciendo las tripas sino colocado en otra dirección (como nos recordaba Charles Dickens: Extraviado y en el camino equivocado).



También es importante tomar en cuenta para captar el mensaje contenido en la breve viñeta, la sensación de desaliento que se instala en una especie o grupo social cuando su ecosistema es deteriorado o su organización demolida (mamelucos egipcios frente a los franceses o incas o aztecas frente a los españoles lo atestiguan en los recientes registros históricos) con la consiguiente perdida de autoestima. La autojustificación de no defenderse pavimenta la ruta hacia la extinción.


Amargo e irónico, con unas cuantas pinceladas sugiere un enfrentamiento entre especies auténticamente homérico (seres humanos versus dragones), seguramente con hiperbatallas y resultados inciertos hasta que una concede y empieza a realizar rituales exorcicadores (sin relación con peripecias bélicas como las del film Reign of Fire) pero cediendo a la presión y luego deslizarse a la inexistencia (no puedo dejar de recordar a los neandertales de "Los Herederos" de William Golding en cuanto a registros especulativos y literarios equivalentes)


Fiebre de Coleccionista / Collector's Fever / Galaxy / Jun'66
Fábula moral que me llevo recordar el mecanismo de defensa de las abejas frente a una avispa predadora, se amontonan sobre ella generando una temperatura que oscila entre la que ellas pueden soportar sin perecer y la que resulta letal para la avispa, asegurándose así su muerte por acción colectiva y por los limites de la temperatura cuyos rangos va fijando en comportamientos diferenciados según especie, la evolución.
Es evidente que combina la impredecibilidad con la ambición para provocar una oleada de vida con fina ironía y sarcasmo a granel. Es así la forma como transitamos de la piedra inteligente a los caprichos de los coleccionistas, y las supuestas seguridades que los intoxican devienen en otra poderosa muestra de cómo manejaba Zelazny el registro humorístico y los entretelones que lo nutren.


Esta montaña mortal (This Mortal Mountain / F&SF Magazine / Jun'66)
Desplazamiento temporal (diferencias entre colonias que inician su desempeño con criogenización y naves Fast Than Light) y alpinismo (detallado exhaustivamente, aquí Roger, o realizo su tarea escolar de pesquisa o fue un practicante devoto), tecnologías en apariencia mágicas y propósitos que rozan lo grandioso, mecanismos de conservación incrustados en el corazón de la montaña mas alta del universo conocido y riesgos por doquier se combinan en dosis adecuadas para acometer la ascensión o lectura junto a los protagonistas y correr la aventura.
La tragedia ya ha alcanzado a Whitey Summers, su ultima escalada le costo una esposa y un hogar, a pesar de ello insistirá en su obsesión: trepar hasta la cúspide de las desafiantes cumbres de la galaxia. Armara su equipo y se lanzaran a las laderas para tropezar con las pesadillas y las visiones, a las dificultades propias de la trepada se suman las de un monte encantado. El genio que lo protege los acosará escarbando en su subconsciente para producir imágenes (ángeles, mujeres hermosas, aves, serpientes y guerreros flamígeros) que los estimulen y atrapen su atención asustándolos o logrando que los sigan a callejones sin salida o hasta agotarlos y obligarlos a retroceder o cometer errores mortales.

Empero tras los ataques existe una lógica, la del amor y la protección, la tecnología puesta al servicio de la vida suspendida, las maquinarias de sostén vital prolongando la presencia de la muchacha en la montaña, una nueva versión de la Bella Durmiente; aunque acá duerme para posponer su muerte, queda atrapada en las redes de la peste que devasto a la colonia y su esposo crea el eficiente sistema de defensa que estará activo hasta hallar la cura para el mal. El sarcasmo final estriba en que la falta de información genera monstruos: la primera colonia había llegado al pináculo pero por las tripas de la montaña, enormes cuevas y pasadizos excavados entre ellas, permitían la circulación de naves por su interior. Nunca les pareció importante escalarla. La obsesión de Whitey sobreviene tan solo como otra manera de aproximarse a las estrellas.

Este momento de la tormenta (This Moment of the Storm / F&SF Magazine / Jun'66)
El primer relato que leí de Zelazny me dejo un recuerdo imperecedero, a la nostalgia y los huecos de memoria de su viajero relativistico se combinaba una agridulce historia de amor teñida de muerte con epílogo vibrante. Tendría que esperar varios años a Ursula Le Guin y "El Mundo de Rocannon" para encontrar esa deliciosa mixtura de elementos. Bruguera solía entregarnos autenticas joyas de la mano de Carlo Frabetti, como la elegida, reluciente y cargada de hermosura, con personajes excéntricos pero verosímiles, construidos cuidadosamente, con reacciones humanas, que sentían y no eran héroes cuya máxima expresión de racionalidad era esparcir disparos de láser por doquier, eran más bien seres derribados por sus errores y atravesados por sus sentimientos.


Aunque peyorativamente podía considerarse una Love Story en clave de space opera, como muchos de sus relatos esta transido y sacudido por los avatares y la emoción de la relación de pareja, y que casi siempre signados por el desencuentro se expresan como tragedias románticas y entregan complejas panoramas sobre el amor. El planeta que será sacudido por la tempestad es magnífico, pero también posee formas de vida salvajes letales: "Nada se consigue gratis" es un principio ecológico fundamental y aquí funcionara como bisagra entre el reencuentro amoroso y el ecosistema visitado y colonizado.

Ofrece adicionalmente suficiente información sobre las dimensiones organizativas de esa sociedad de frontera, la estación meteorológica, la faena helipolicial del trafico aéreo, los juegos relativisticos (incluidos Festivales y Paradas durante el viaje para el equilibrio psíquico y el ayuntamiento carnal), la geomorfología del planeta, las deliciosas formas de la alcaldesa Eleanor, la traición como conducta ante el peligro cuando existe una errónea interpretación del contexto, la difusión gratuita de textos sin atender los derechos de autor (adelantándose al debate aún actual en la red), las circunstancias perjudiciales de los fenómenos naturales y los combates con la peligrosa fauna local a través del sistema de ojos meteorológicos ingrávidos armados con proyectiles que vigilan desde las líneas magnéticas. 

Posee un final percutiente, que destila tristeza y que se encuentra paradójicamente a tono con las reflexiones y acciones de Godfrey Justin Holmes, el viajero estelar, lo demás constituye un excelente marco para una narración rica en imágenes, transida de emoción, fluida en su discurrir y que reitero es frecuente en Zelazny nos remite a un universo mas rico que sus propias evocadoras palabras, el escritor que ejecuta semejante hazaña es absolutamente recomendable.

Los grandes reyes lentos (Great Slow Kings, the / Worlds of Tomorrw / Dec'63)
Me recordaron biológicamente por un momento a los medjels de la guerra de la Cultura (Iain Banks y Pensad en Flebas) pero en un megamarco temporal cuasi relativistico donde el dominio se congela una y otra vez sin diluirse con las terribles consecuencias que derivan de semejante dinámica. Su tiempo parsimonioso y cercano a lo flemático no se condice ni siquiera con el ritmo de los robots, desplazados y golosos de poder nunca podrán saciarse en los instantes que son conscientes de su discurrir.
Las ideas que lo sustentan se conectan con "Los espera-un-poco" de Eric Frank Russell y con "Cosmo" de Gregory Benford. Jocoso y apuntando a las deliciosas interacciones, nimbadas por la envidia y la estulticia, entre dos hermanos con sus estilos particulares y del único robot que han conservado tras los sucesivos enfrentamientos que demuelen su civilización, para quienes en algún momento hayan querido convertir a Zelazny en un santón solemne o advertirlo como un autor dedicado a presentarnos amores trágicos o complejas relaciones de parejas contemporáneas envueltos (as) en anticipación se les recomienda gozar con el humor que rezuma este relato.


Pieza de museo (Museum Piece, a / Fantastic / Jan'63)
Un digno ejemplo de la fantasia leve, graciosa, ocurrente, con espiritu de Broadway y montada al estilo de una screwball, pero evidentemente ingeniosa y sensible que frecuentemente se publicaba desde los 40' en revistas como Unknown, sin rendirles explícitamente homenaje Zelazny se ubica en ese registro reflexionando sobre la relación entre el arte y el amor, o entre los artistas y las limitaciones de la realidad para asimilarlos y comprenderlos.

Jay Smith transitara de la escultura pintada bidimensional a ser él mismo objeto de arte (Gladiador Vencido, posthelénico) cuando fracasen sus intentos de sobrevivir mediante su creatividad, y apoyado por las asanas del yoga mantendrá su cuerpo congelado en una postura sedante para engañar visitantes y vigilantes en un body art llevado al extremo (similar al presentado en Clara y la Penumbra por José Carlos Somoza).
A partir de allí se precipitan los acontecimientos y una autentica plaga de estatuas vivientes colmara el museo, y hasta los críticos de arte tomaran la decisión de vivir a través de la inmovilidad. El deux machina surgirá cuando descubran que también un alienígena los acompañe en la aventura resguardándolos del peligro y a partir de su mitosis (por consumir la amenaza) los acompañara a reconquistar la realidad y el arte mientras su progenitor persistirá como escultura abstracta de una maquina.


Divina locura (Divine Madnes / Magazine of Horror / Summer 1966)
O como la voluntad permite rehacer la historia, ayudada por una extraña patología alucinatoria que colinda con el milagro (y emana de ese milagro convirtiéndose en el elemento que forja el puente hacia el género). Relato de un "amor loco" intenso, casi físicamente doloroso y con la suficiente dosis de arrepentimiento como para insertarse en el capitulo de lecciones aprendidas que podría haberse publicado en una revista de romances, de nuevo roza a Corin Tellado pero sin abandonar el tejido de extrañeza que sabe colocar a sus sucesos.
En cierta forma se semeja al relato de Alejo Carpentier "Regreso al origen" por el despliegue de peripecias, a Leiber con su clásico "El hombre que nunca llegaba a joven” y a varios Dick, por lo depresivo del ambiente creado inicialmente. A pesar de estas analogías, el estilo del proceso recreador y subsanador de la peripecia trágica relatada está impregnado de la oscura belleza que Zelazny coloca en sus páginas.


Corrida (Anubis Vol.1 #03 / 1968)
Viñeta con regusto a crueldad, donde uno tiene que aportar mucha imaginación debido a que es demasiado poco lo que informa y da y mucho lo que intenta sugerir: a partir de una conversación entre jefes de estaciones de policía señalando cuantos cadáveres con heridas similares como causa de muerte han encontrado en los últimos meses, o un par de conversaciones pescadas entre el bullicio como preparación del evento al momento de despertarse, traza una ruta fugaz y rauda, pero con indudable oficio narrativo. Persiste la sensación de que algo falta, no como remate sino como sustancioso sostén articulador.
Es evidente su adhesión a la speculative fiction, a pesar de su aparente cercanía con el horror fantástico, ya que nos obliga a pensar en sociedades secretas (a la manera de las ceremonias de Eyes Wide Shut, el film de Kubrick) con ciertos códigos, sustancias y métodos, con lugares camuflados nutridos por maquinarias de distracción para conservarlos así, los centinelas que ayudan a cercarlos y mantenerlos desapercibidos, una cierta conjura con infiltrados en niveles de decisión para lo protección de quienes gozan con el espectáculo, las apuestas que se cruzan y los esfuerzos dedicados a que nos deslicemos por la superficie sin enterarnos de su existencia hasta que deciden fagocitarnos... quizás ocurra que lamentamos su brevedad cuando la inquietud y el estremecimiento de horror que levanta, parecen no corresponder con sus mínimas líneas, lo cual demostraría la maestría del escritor mas allá de su aparente negligencia.





El amor es un numero imaginario (Love Is a Imaginary Number / New Worlds / Jan'66)
O "Prometeo encadenado por el amor", o "La pugna de los dioses por liberarse de las trampas de la cotidianeidad ", o ... En un mínimo de paginas un máximo de ideas. En cierta forma recuerda al Dick de “Podemos recordarlo todo por usted” (la centinela Stella asume en nuestra mente el físico de Sharon Stone) y a sus propias novelas "El Señor de la Luz" y "Criaturas de luz y de tinieblas" (por los cambios continuos, engañosos y extenuantes de los contendientes) y a las de la serie Ambar (en especial el primer capitulo de "Los Nueve Príncipes de Ambar", donde son similares y simétricos el despertar del protagonista en su dormitorio y el de Corwin en el hospital con la consiguiente huida y persecuciones.


Aventuras míticas y trepidantes que mixturan el estilo de Ian Fleming y los tratados de magia, diversas mitologías y exploraciones del inconsciente, uno puede una vez mas comprobar el poder mimético y creador que se oculta tras la pluma de Zelazny.
 
El hombre que amo a la Faioli (Man Who Lover the Faioli, the / Galaxy / Jun'67)
Frecuentemente la prosa de Zelazny fluye como poesia, este es uno de esos casos, desde el inicio esta impregnado de primorosas imágenes y deliciosas descripciones, que colindan con lo fantástico o lo asombroso, por ejemplo: muchos seres humanos son prácticamente inmortales o pueden decidir si están muertos o vuelven a vivir bajo ciertas circunstancias. Las Faioli con su etérea belleza y con el poder de otorgar conocimiento infinito con "el beso de la muerte" pueden ser justamente una de esas ocurrencias (son seres afines a los vampiros clásicos aunque en un marco espacial).


Este es la historia de uno de estos encuentros desiguales e intensos, que en esta ocasión trae las cartas marcadas, por que John Auden se inviste con la potestad de elegir sus incidentes vitales o mortales gracias a la tarea de supervisor del osario que le toca cumplir en el planeta cementerio que en cierta forma elusiva mora. Comprendemos que los robots y la tecnología que lo acompañan asimismo están revestidos con características especiales para cabalgar sobre la existencia y su contraria, aunque su manejo sea simple. Los robots descargaran los cadáveres de las naves que llueven desde el espacio exterior y los distribuirán de acuerdo a una precisa codificación con su firma y sello y aún así la Faioli no será consciente de esos acontecimientos, aunque si de proporcionarle ráfagas alternadas de placer y dolor (y aun simultáneas, según sean las secuencias elegidas) con sexo frecuente y sabroso, degustaciones y banquetes. Lo drena de vida con la misma pasión que deposita en cada acto, sin embargo no sospecha del engaño en que caerá.

Desde un ángulo termodinámico la Faioli equivale a la entropía final, causar daño esta en su naturaleza (aunque tras un mes de placeres inenarrables), pero el sistema electroquímico que se activa desde el sobaco izquierdo de Auden corresponde a la conciencia y por ende a la prolongación de la vida, a la autoorganización caótica y fragante de lo animado. El desencuentro provocado cuando la Faioli por curiosidad opta por ejecutar tal serie de ordenes para su activación llevara a su disolución (no tendrá vida humana de la cual alimentarse) y a la soledad de Auden, quien desde entonces vagara por los Cañones de la Muerte del Planeta Cementerio añorándola y siempre enamorado de ella.

Lucifer (Worlds of Tomorrow / Jun'64)
Los colosales restos urbano-tecnológicos abandonados prefiguran una calamidad tan profunda, a pesar de ser cercana temporalmente, que ya ha generado estados de conciencia diferentes, pero ... ¿serán tan distintos cuando el comportamiento de contacto entre el representante de los expulsados y sus creaciones semeja ya los rituales míticos de los aborígenes de Nueva Guinea (Religión del Cargo) frente a los aeroplanos surgido en la IIGM?.

El protagonista (único exponente, ya que los deuteragonistas y tritogonistas quedan subsumidos en la lejanía de las montañas, sin que se dediquen algunas líneas a comentar las peripecias de sus existencias) deambula en medio de las cintas transportadoras inmovilizadas, de las maquinas, ascensores, puentes, escalinatas y pasillos sin lograr la paz consigo mismo pero dispuesto a realizar una especie de exorcismo (aunque no conoceremos la naturaleza de la catástrofe). "El Edificio" atrapa no solo su atención sino el esfuerzo, muscular, sudoroso de enfrentar la disolución de la realidad que ha morado mediante la acción de mantenimiento, todo ha degenerado tan raudamente que la incomprensión del argumento para mantener incólume y activar el Panel Transmisor de Energía nos envuelve.

Lo incomprensible cederá solo cuando culminada la labor y puesta en marcha del proceso técnico, la luz estalla, la ciudad coexiste con su deseo durante algunos instantes y la esperanza retorna como posibilidad durante un breve lapso... y sin embargo, a pesar de la aparente resignación que expresa el científico al retirarse de la urbe que vivió durante 93 segundos por su esfuerzo, comprendemos que retornara. Que nada le hará cejar en su empeño y que regresara y se esforzara por otorgarle algunos segundos mas de luminosidad a la urbe que lo acogió antes de la catástrofe, en esa persistencia radica, parece decirnos el autor, la grandeza de los seres humanos. Un relato sobre la fuerza de la voluntad y la potencia de la nostalgia.



Imágenes
Tomadas de mi pinacoteca digital y de pinterest (incluida la foto del autor)

 © Luis Bolaños; 26-04-04 (original) y con leves retoques 19-07-19)

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