Axiomático o porque Greg Egan es un maestro



La presentación de Raúl Gonzálvez del Águila une al laconismo la escrupulosidad, y su prospectiva ambiciosa labra peldaños para el recuerdo. Lo que anuncia se cumple, lo que comenta posee la verosimilitud del enterado y la sinceridad del fervor para facilitar un fabuloso viaje al lector.
 
EL ASESINO INFINITO. ciencia-ficción metafísica en su máximo esplendor, es como una nova destellando en el rabillo del ojo, un haz de relámpagos persiguiéndose en la pupila, lo que tiende a significar que tanto la periferia del relato, como el humus en el cual se asienta, son tan importantes como el tránsito del personaje (lo que podríamos denominar abordaje integral del relato) que sin embargo, de una manera extraña parece inacabado, lo cual despierta la sensación de que requiere apoyo; así, por ejemplo, uno quisiera que la mujer de cabellos azules tuviese una presencia decisiva que le aliviara al protagonista el sufrimiento en esta misión suicida a través del multiverso (descrito de una manera tal que además del constante peligro se encuentra colmado de esa confusión esencial que se predica desde el ángulo de la teoría del caos) para aniquilar a un durmiente que con sus oniracciones pone en riesgo a la corriente principal de la existencia, ya formateada y probada por medio de las matemáticas (y los matemáticos que la practican) y sus juegos, y que puede llegar a colapsar la función de otra realidad (aplicación de los efectos cuánticos) haciendo desaparecer las circunstancias.

Las descripciones son efervescentes y condimentadas con un deleitillo tal que deseamos que se prolonguen o que se repitan en otro contexto para degustarlas mejor. El personaje se convierte en alguien entrañable y cuando suda sangre cual un Cristo en el Gólgota provoca ayudarlo a tomar una decisión, que descubrimos en seguida, no importa cual sea, se reiterará casi idéntica en cualquier otro universo adyacente o lejano por la influencia de la indeterminación cuántica que inunda el multiverso. Excelente.
 
EL DIARIO DE CIEN AÑOS LUZ. Existe una antinomia clásica: verdad vs. mentira y sobre ella se construye una de las probables lecturas de la narración. Aquí coexisten dos sujetos cuestionados: la pareja y la historia y para cuando hayamos terminado de leerla un nudo amargo y helado que se nos formó en el gaznate se deslizará por el esófago para enfriarnos las tripas. Incómoda propuesta: Niega un paradigma científico ya consensuado para potenciarlo. La verdad es sólo cuestión de cómo queremos presentarla, claro que el hecho puede ser deformado, estirado, inflado, pero no negado. Aprovecha de la búsqueda de galaxias por inversión temporal para crear Máquinas que fabrican la historia y que todos pueden consultar. Se desliza hacia abstractas reflexiones y funciona como una molienda erótica: exacta en su movimiento de vaivén y efectiva en su impacto sobre las neuronas.
Lo cual abre espacio para ese libre albedrío que parece escabullirse hacia los antípodas, cuando creemos que lo sabemos todo acerca de nuestra línea temporal, cuyas peripecias observamos perchados cual impenitentes voyeurs sin poder intervenir, aunque sepamos que pasará porque estamos obligados a repetir el guión: somos vidas fosilizadas convertidas en reliquias o restos temporarqueológicos antes de vibrar vitales, el recorrido existencial consiste en deambular por las ruinas e identificarlas, y es que para comportarse de lo peor hay que evadirse de los controles sociotemporales y en el sistema construido por Egan, el poder de la copia como reproducción cinematográfica impera hasta el punto de mutarse de sustituta en esencial.
Henchida paradoja donde saberlo todo en tendencia pero ignorar el detalle puede proporcionarnos la máxima libertad, pura epistemología de la ciencia y debate sobre objetividad, es Maturana pero también Capra y acaso también David Bohm, esos cruces ya lo convierten en notable.
 
EUGENE. Humor áspero y amargo campea a lo largo y ancho de sus párrafos, pero no cabe duda de que si la posibilidad en tránsito a probabilidad y con síntomas de plasmación inequívoca puede comunicarse, seguro será en una plástica y ética concreción como la aquí expuesta, quizás no podemos eludir a los genios fatuos ni eludir a los estúpidos adinerados pero podemos establecer redes comprensivas entre quienes amamos la vida y su eros, por el goce de ella misma y no por lo que podemos conseguir cuando la vamos viviendo. De nuevo se remonta a alturas metafísicas inabarcables, dejando como señales por el camino: 1. una pareja extraordinaria, escéptica y hasta tierna que abomina de la suerte incluso cuando es agraciada por ella, 2. un ser tan pasmoso que no se puede exhibir, una especie de niño savant con más agallas y sensibilidad social de lo que podríamos suponer en un espécimen de laboratorio, sobre todo cuando los yuxtaponemos como aconteceres prácticos.
Burla cruel a la eugenesia y a esa cohorte de científicos que se dedica al autobombo, a propagandizarse por los MMI y a medrar de los incautos al estilo charlatán, componente que con frecuencia se identifica pero del cual se escurren con habilidad evitando la responsabilidad de sus actos antes de que lo castiguen.
LA CARICIA. De arranque es un mordisco a la yugular, nos desangramos por la pérdida de libertad que significa la omnipresencia de sensores que van registrando al detalle nuestras actividades, como querían los semifascistas barast de la trilogía Neandertal de RobertSawyer. Con un ritmo que seduce y acaricia el interés para mantenerlo rígido y alerta cual falo iluminado. Luego, sin dejar de ser un investigación policial, pero eso si con el tono de un thriller muy peculiar —va de clones e ingeniería genética— construye ante nuestros sentidos, con un gusto y una riqueza inusuales, mediante aproximaciones indirectas, un personaje —mutante o quimera— que genera en simultánea sensación: compasión y atracción.
Va complejizándose en espiral, y uno lo dosifica porque sabe que si aprieta el acelerador se acabará más pronto y deseamos seguir degustándolo. Empatizar con el protagonista es doloroso, ya que cuando transita a sujeto de experimentación puede provocar una angustiante sensación de incomodidad y extravío. Nos sacude el asco ante el poder que puede comprar el dinero y odio por quien lo utiliza, pero no importa el orden se combinan con una profunda piedad por la manipulada pareja. Auténtica joya, extraordinario relato llevado con cadencia magistral a terminarlo con un quejido y aunque intuyamos lo que ocurrirá, eso no le quita un ápice de valor.

HERMANAS DE SANGRE. Cuando lo leía pude comprender en su integridad porque dicen que esta es una de las mejores crestomatías de ciencia-ficción de los últimos años. No es sólo el dolor que expone en torno al tema del döppelganger y los sentimientos que devastan a ambas hermanas, sino la manera como se zumba en las medicinas alternativas burlándose del aroma a charlatanería que exhalan muchas de esas supuestas terapias, o de las supersticiones tan populares sobre los gemelos, y con su tercer pie, como quería Prevert, apuntando a los glúteos de las corporaciones farmacéuticas (esperamos que con sus conspiraciones venidas a menos tras las siniestras trapacerías esgrimidas por la Baxter entregando cepas contaminadas de virus vivos a Europa Oriental para desencadenar una gripe porcina letal, o la Gilead provocando graves efectos secundarios con el Teraflu —tanto que fue prohibido en Japón— en torna a las influenzas porcina, aviar y humana) para propinarles una pateadura por su codicia y falta de ética. Inserta como es frecuente en sus textos, las casi siempre conflictivas relaciones de pareja: mujer feroz e independiente y hombre ubicado en los nuevos parámetros propuestos de ternura y comprensión.
A pesar —o quizás por eso— de abordar un paquete de temas, nunca los abandona envolviéndolos con su hilo conductor, y en torno a las reflexiones y reminiscencias de Karla (la gemela narradora) va articulándolos y mediante un zurcido que no se nota, los oculta o hace sobresalir o protuberar cuando conviene; por ejemplo, como sucede con el proceso de hackeo, gracias al cual accede a los secretos de la compañía productora de la droga y el experimento a triple ciego con placebos y sus correspondientes procedimientos y protocolos, que recibe Paula (la gemela enferma) lo agradable es que sin necesidad de comprender en detalle las maniobras de hackeo somos capaces de entender el propósito y la generalidad. Es que Greg sabe conducir con pulso firme su nave hacia el buen puerto de la lectura.

AXIOMÁTICO. ¿Cómo diseña sus relatos para convertirlos en entrañables? Esa era la pregunta que me obsedía a estas alturas de la recopilación. Excelente modo de mostrar a través de un crimen —con alta justificación para cometerlo— en las motivaciones y hurgar en las convicciones morales y valores sociales, profundizar en los pasos formativos de la conciencia cotidiana, explorar como nacen los racimos de sentimientos y se diversifican y deflagran como fuegos artificiales para iluminarnos, entregar una cuota de belleza, y en el recodo final cuando por fin hemos tomado una decisión sobre provocar la muerte a otro, refugiarnos en la remembranza de su sombra una vez se han apagado las dudas y deleitarnos saboreando la libertad de la certidumbre.
Además exhibe un preciso retrato del cuelgue por implantes de nanomáquinas pero con lenguaje juvenil y coherencia temporoespacial. Opera su material con pericia de prestidigitador mostrando la carta justa para despertar nuestro interés, para engancharnos con su anzuelo temático; y no abandona la táctica blandida, casi por cada página va logrando colar alguna referencia que enriquece el contexto, alguna disquisición de vaguedad tecnológica pero plausible y sembrada de gadgets atrayentes. ¡Que más se puede pedir!

LA CAJA DE SEGURIDAD. Profundamente triste, profundamente sensible. Detrás se encuentra esa pregunta frecuente en la ciencia-ficción: ¿Qué es lo específico que nos torna humanos? Un ser sin identidad reorganiza su existencia y trascendiéndola demuestra que ni siquiera la inexistencia de la misma ese es un impedimento para ser considerado gente. No hay explicación en apariencia pero esa ausencia se relaciona con la sensación instintiva que nos advierte de los multiyoes que coexisten en un multiverso y que de niñ@s imaginamos vívidos y resplandecientes, plagados de aventuras de las cuales emergemos incólumes, a pesar de ser empujada al límite y expandida sin ambages para que gocemos de la posibilidad de vivir muchas personas: en algún momento se conectó en mi mente con el relato y el par de novelas de P. J. Farmer (DAYWORLD y REBEL OF DAYWORLD) acaecidas en el mundo de Sólo Martes.
Pero la visión que nos arroja Greg es de una dureza implacable, me recuerda al mutante de MUERO POR DENTRO del maestro Silverberg, siempre con un movimiento de retraso frente a lo que debería practicar para empezar a librarse de su destino. Como ocurre con frecuencia aparecen los sueños, las relaciones de pareja, la familia, la confusión de saberse el mismo por encima de los cuerpos que desechamos o que manipulamos mediante implantes médicos, traumas psíquicos o fisiológicos, la tortura experimental, el rozar el borde de la locura, pero por encima de todo la insistencia de buscarse, de identificarse, de humanizarse y saber quienes somos (al estilo de EL HOMBRE ELEFANTE de David Lynch) … aunque no recordemos nombre alguno.

VER. Alude a los Medios Masivos de Información, a la recuperación tras una grave herida o traumatismo (quizás por eso sentí una lejana reminiscencia del film de Mike Nichols con Harrison FordREGARDING HENRY —, donde el protagonista pierde la memoria tras recibir un par de balazos en un asalto y la recupera en performance simultánea con la de los valores sociales, desechando la actitud yuppie que lo caracterizaba, enlazado a la trabazón que con el cine posee la trama) asimismo a la sensación de extrañeza que nos sobreviene cuando un acontecimiento pone en cuestión la estructura del mundo que aceptamos como real… y eso nos arroja a las playas del universo existente, que por regla es más complejo y sombrío de lo que aceptamos, y por ende a la necesidad de crear enseguida una opción —como si se tratara del teorema de Kurt Gödel — para englobar la sucedido y con la explicación retornar enriquecidos al momento de consciencia anterior a que nos extraviáramos... aunque sospechamos que esa expansión explicativa volverá a quedarse retrasada frente al desplegarse del mundo (ver Pribram y su modelo hologramático)
 Va de modelos cognitivos, y de la manera cómo aprehendemos al mundo real, al cual accedemos gracias a paradigmas erizados de ganchos que son preguntas y que nos permiten auscultar con cierta continuidad el proceso de construcción colectiva que deviene en escenario. Se relaciona asimismo con las inteligencias múltiples de Howard Gardner y como cada una de ellas aporta a la compleja edificación de esa realidad. Sin embargo, las determinaciones sociales pesan y ejercen su acción sobre la postrera decisión del protagonista, quien puede captar su consciencia dividida, pero no puede escapar a la normalidad.
Su lectura motivó además un par de reflexiones: 1. Maturana señala que no hay diferencia fisiológica entre los procesos de la percepción y los de la imaginación, para nuestros sistemas de conocimiento es lo mismo una u otra, así que… ¿dónde empieza la alucinación? ¿dónde termina el dato? Acaso la realidad se erige cual una mixtura dónde los hechos visibles aparecen sostenidos por un andamiaje —a trechos invisible— de fantasías a punto de desmoronarse, pero también a punto de reconfigurarse y resemantizarse: ...luego de pronto, totalmente agotado por intentar imaginar el mundo, dejo que la visión se desintegre primero en estática psicodélica y luego en la oscuridad.
2. Sobre la forma como maneja su material y logra meterse en el transcurso de las ocurrencias de una manera tan precisa y en simultáneo hallazgo, tan literariamente sugestiva que una vez más le rendimos homenaje: el respeto que exhibe por el lector y su propio oficio se conjugan y convida a saborear un texto terso pero no especular, que nos brinda frecuentes sorpresas y aún cuando conjeturamos acertados el curso de ciertos acontecimientos, siempre ostenta una arista inesperada, un polvo de Cantor conjetural o factual que nos expulsa hacia la costa de lo inopinado. Por si acaso, la extrañeza no aniquila la plausibilidad.

UN SECUESTRO. Alude a las identidades sucesivas que asumimos en la vida cotidiana y que vamos modificando o atravesando en nuestra deriva ontogénica (relacionadas con las propuestas de Maffesoli sobre máscaras y personas) y que aquí surgen desnudadas o descarnadas por medio de un crimen que podríamos denominar el inicio simulado de la fiesta de antifaces y que terminara por hacer emerger el hueso de la esencia en las relaciones de pareja (la verdad no, ya que su expresión es multívoca, y eso lo remarca el autor). Pero también es una exquisita historia de amor que nos expone una lujuriosa y sápida filosofía referida los límites del yo. Semeja un policial sólido y envolvente con un ritmo que atrapa y que por momentos me empuja a evocar a J. G. Ballard por los temas elegidos y por la forma de abordarlos desde el interior del cuerpo.
La parafernalia tecnológica y la espectacularidad con que se desenrolla, la exactitud en la estratagema de los probables facinerosos (a medias farsa a medias manipulación digital) conque tratan de encubrirse, la existencia de personas escaneadas que resucitan virtuales para morar en superordenadores y de naciones orbitales con absoluto flujo libre de información, y como contrapunto el autorretrato al carboncillo de la artista autorretratándose (ese cariño por el lector demostrado por este tipo de guiños convierten la interpretación del texto en un proceso entrañable) y queda vibrando un par de reflexiones postreras: ¿será la vida un proceso de sucesivas imitaciones inconscientes producto de un yo cambiante que emite antes de apagarse series de mimesis retrasadas mezcladas con pantomimas instantáneas para generar lo que suponemos el yo? ¿hasta podrá llegar nuestra solidaridad y compasión con una copia virtual de nuestros seres querido(a)s.
APRENDIENDO A SER YO. Obsesivo sería un epíteto que esgrimiríamos contra Egan si nos remitiera a secuencias similares cuando ingresa a un tema, pero es tan rico que sorprendidos comprobamos que es el mismo de un par de relatos anteriores solo cuando sumergidos en el escrito inhalamos profundo y captamos las tendencias que se agolpan en torno nuestro. Lo digo porque una síntesis del relato sería: Excelente ciencia-ficción metafísica mezclada con especulaciones sobre los límites del yo y aquello que aprendemos a identificar que nos torna humanos.
Comprendo el temor que exhala el protagonista porque su cuerpo primigenio debe morir para cambiar y ser inmortal (si se ejecutan las intervenciones periódicas durará hasta el Big Crunch o la muerte térmica del universo) gracias a la joya oscura implantada en su cabeza, pero no lo comparto, uno es no importa la cáscara que lo contenga, así la disquisición que oscila entre epistemología del ego y metafísica de la conciencia y la exposición de los procesos de enseñanza-aprendizaje suministrados gracias al bagaje acumulado en el dispositivo que los convierte en algo más que humanos mejorados con redundancia orgánica, de allí que es mejor dejar de malgastar el tiempo en preocuparse por los misterios de la conciencia y seguir con la existencia que será inmortal.
 EL FOSO. Es una reverberación anticipada de la fracasada Cumbre de Copenhague, de vibrante actualidad, tanta que nos muerde enfebrecido el trasero iluminado por las postreras noticias sobre cambio climático, Amazonía y el Artico ardiendo, Groenlandia en desintegración, desastres polinesios y egoísmos superlativos... pero tras piedras palos, por que luego nos regala una propuesta espeluznante semejante en cierta forma a un guión de Expedientes-X con conspiraciones fascistas basadas en ADN basado en un código diferente a Adenina & Timina y Citosina & Guanina y por lo tanto inmunes a cualquier germen patógeno y el temor a espuertas que nos desencadena abrumados con el asco que nos invade.
Y entonces sentimos una sensación de descabezamiento, de nulidad esencial que nos cae cuando comprobamos que las derivaciones que esparce van más allá de los objetivos de la serie, que buscaba inquietarte, engancharte, entretenerte, porque acá hay un peligro de clase en términos marxistas respecto a esos refugiados ambientales que son atacados, actitud anclada en el racismo que emerge de la historia, y del largo aliento capaz de nutrirse de actos bochornosos y horrores pretéritos tan característicos de la instauración de regímenes donde se clasifican diferentes niveles de humanos para justificar su exterminio, uso y control (captado en una frase genial: Los espectáculos de monstruos son así; todos quieren mirar, pero nadie quiere participar. Por si acaso parece extraño que los abogados del relato no sean yuppies preocupados solo por el dinero, sino militantes de una causa solidaria.
EL PASEO. Va de gangs, hackers y escenarios ciberpunks, pero sobre todo se dedica al concepto de la muerte. Como siempre las disquisiciones filosóficas son tan ricas y coherentes que por si solas constituyen un atractivo que adicionado al argumento y montaje de secuencias y datos lo convierten en inolvidable, uno siente que es los hermanos Coen pero también Los Soprano, se recuerda el inicio espectacular de MILLER’S CROSSING o la persecución de Christopher Moltisanti (Michael Imperioli) por el bosque para acribillar a tiros en el arroyo a su contrincante... y sin embargo, siempre hay un algo más, esa cuota de ciencia-ficción excelente (equivalente a una moño rojo si se tratara de marihuana) que densifica, ramifica y transforma en un multiárbol con rincones en sus crucetas para acumular diversas peripecias y queremos saber (nos pican las neuronas por enterarnos si el personaje se salvará) y los dedos se crispan en el afán de voltear las paginas y hollar anticipado el misterio.
Si, así de bueno es, porque los apotegmas que lo acompañan son tan sustanciosos como: La ilusión consiste en ver la vida de tu cuerpo como la vida de una persona. Con un final de antología, donde solipsismo, trauma existencial, cinismo a espuertas y cierto tufillo a compasión impregnan los postreros párrafos.

LA RICURA. Paternidad & Maternidad: Relación filial, el amor que ahoga y las determinaciones que modelan asentadas en programaciones biológicas que ayudan a sensibilizarnos para que actuemos de una manera determinada frente a un clon que semeja ser humano mientras se agota su lapso de animal de compañía, sintetizando un bebé a pedido y con fecha de caducidad. Tampoco deja de lado el conflicto de pareja y es un maestro para colocarnos con pocos renglones en el meollo del asunto. También se exhibe como una crítica dura, un uppercut a la sien, un misil que percute bajo la línea de flotación del horrible trasatlántico capitalista.
 Una reflexión a lo Dick colindante con el film de Ridley Scott BLADE RUNNER pero también con LOVELOCK de Orson Scott Card y Kathryn Kidd, atiborrada de avances tecnológicos inexorables y desquiciantes donde no quedan resquicios para otras elecciones, una vez empiezan a abrirse no hay marcha atrás y hay que cargar con las consecuencias (recordar ese demoledora sentencia de REYES Y CANÍBALES de Marvin Harris: Cuando una sociedad ya se ha comprometido con una estrategia tecnológica y ecológica concreta para resolver el problema de la disminución de la eficacia, es posible que durante largo tiempo no pueda hacerse nada con respecto a las consecuencias de una elección poco inteligente.) La guadaña se cierne y no hay milagro que escamotee la tragedia, porque a fin de cuentas ¿cuáles son las fronteras del homo sapiens? ¿las de su cuerpo y pulsiones biológicas... o las de su cultura y sus cualidades aumentadas? Una vez más logra sacudirnos y cuestionarnos, en esta antología no hay relatos menores.
HACIA LA OSCURIDAD. Donde expone una horrorizante relación, siempre consigue conmovernos pero no por elegir el camino de la emotividad, sino por seguir la ruta de la conceptualización, por fatigar los profundos surcos de la reflexión, por los senderos aéreos de la especulación, lo cual si queremos analizarlo deviene grave, porque no permite defensas, y genera el tipo de perplejidad que sufrimos cuando jugando al ajedrez nos hieren con un jaque pastor. Posee una semejanza con ASESINO INFINITO por la puesta en escena y para mí fue una remembranza de Budrys (ROGUE MOON) por la exploración del laberinto, de los hermanos Arkady y Boris Strugatsky (STALKER) por las especiales características que adquiere la zona donde celebraron un picnic los extraterrestres, y hasta un pálpito de MONO AL VAPOR (Daniel López) por el esfuerzo físico que ejecutan ambos y los peligros que afronta el corredor: la ciencia-ficción es autoreferencial y caníbal, es como Ouroboros y se muerde la cola, en ocasiones al leer, mirar, espectar o bitear me ocurre que las conecto y las secciones de un texto se imbrican con las de otro.
La explicación de la aparición del agujero de gusano es tan coherente y posee una lógica interna tan poderosa que sino fuera por los daños que provoca podría pasar cual maravilla cotidiana donde conceptos como Acceso, Núcleo, o la zona tampón, con sus temporizadores, predicciones sucesivas, patrones de radioactividad, indeterminación cuántica y degradado gradual, curva de probabilidades de sobrevivencia, se manejarían casi burocráticos. La carrera para salvarse es angustiante, provoca saltarse las páginas y ver que tal estuvo, las descripciones son tan vívidas, las implicaciones tan ramificadas, el desenvolvimiento tan acuciante que de nuevo nos rendimos ante la excelencia, la muerte o la salvación son opciones del mismo peso y uno siente evidente que no es ese el dilema que debemos plantearnos ante las vicisitudes desencadenadas por el fenómeno, sino el de la justificación de una realidad azotada por el worm hole o sobreviviendo sin él.
AMOR APROPIADO. Brutal requisitoria contra el sistema de mercado que penaliza a los pobres y atiborra a los pudientes, de manera usual describe la sucesión de fases exponiendo sus relucientes tripas e interesándonos, mostrando las fallas para que empatizemos o nos indignemos cuando haya que hacerlo... o para que actuemos o gritemos si es conveniente. Asimismo hay hook al hígado y cross a la mandíbula (el enfoque de Egan contra la injusticia me genera imágenes boxísticas) contra los abogados para los cuales todo es cuestión de contabilidad.
Igual es una historia de amor y de elecciones, de aquellas que marcan la existencia, de procedimientos que evolucionan dolorosos sin remisión o esperanza por más biológicas o éticas que aparezcan y se multipliquen las justificaciones, y es que dejar crecer un nuevo cuerpo mientras en el nuestro se aloja su cerebro para unirlos luego y salvar a un ser amado, con las complicaciones económicas, legales y sociales que brotan, no se soluciona con cualquier andanza o trapisonda, requiere de un temple ejemplar, que con frecuencia ofrecen sus personajes femeninos (en este caso sobrelleva una situación similar a un embarazo de 5 meses durante dos años).
En un episodio de Fringe se debate algo semejante: ¿que será llevar un segmento de cerebro de alguien escondido en el propio durante largo tiempo?, sufrir sus confusiones, sus manías, sus obsesiones, ser catalogado como orate; vientres de alquiler, interfases computarizadas de adaptación, tabúes sociofisiológicos, se suceden hasta el crescendo final y la sorpresiva reflexión de la protagonista estructurada en torno a: violación empresarial por obligación contractual, disolución de la pasión y transformación del yo al extremo de observarse extraña; y al fondo saca la cabeza un ideal: libertad y la capacidad de decidir sin presiones de ningún tipo.
EL VIRÓLOGO VIRTUOSO. La escena inicial de los niños jugando cumplió en mi mente el papel de la primera secuencia del alacrán en THE WILD BUNCH (Sam Peckinpah) que prefigura lo que devendrá; como Shawcross es un personaje odioso, acá destaca lo que será afectado y destruido con su experimento, cualquier adúltero (a) o sodomita. Tender una soga desde el SIDA como plaga al creacionismo como convicción y a la bioquímica y la genética molecular como opción a explorar para inventar un castigo a la depravación es algo sencillo en un perturbado cerebro lineal y fanático. Aplicar robótica para la faena pesada, interconectar secuenciadores de ADN y ARN, sintetizadores de proteoma, potentes ordenadores y bolsas de nutrimentos era sólo un paso molesto para diseñar su virus. La crueldad queda expresada en el recorrido clínico de las consecuencias atribuidas a cada cepa (A por Anónimo, P por Personalizado, M por Monógamo, D por Definitivo pero que debería ser por Death) y la frialdad que impregna la lógica del perpetrador acumula desdén y rabia hacia los fundamentalistas representados en ese torcido esperpento de Shawcross que lamenta no poder eliminar el incesto homosexual entre gemelos idénticos.
Y será ¡oh, ironía poética! una prostituta la que lo coloque en la pista adecuada cuando ya ha desencadenado la hecatombe, en su soberbia el aprendiz de mago abre las puertas a una tragedia que nunca imaginó ya que olvidó algo fundamental que sino fuera letal sería sarcástico: cada descendiente tiene la mitad de los cromosomas de su progenitor y no podrá ser identificado, así que transitará a D, quien más debería saber que el diablo está en los detalles y sus razonamientos lo empujaron por inconsciente al error, por eso me pareció un argumento perfecto como introducción al film HIJOS DE HOMBRE y explicar la desaparición de lo(a)s crías.
CERCANÍA. Creación (improvisaciones interactivas computarizadas) por máquinas articuladas con dispositivos neuronales (joyas de Ndoli) contorno de la identidad (¿hasta donde soy? y multiyoes) e inmortalidad (ejemplificada en una frase: Si realmente vamos a vivir para siempre será mejor que conservemos la curiosidad para así conservar la cordura que lo acerca a las propuestas ballardianas). Se mantiene la identidad sin cerebro y sin marcadores de ADN, morando en otros cuerpos a lo Varley y degustándolos a lo Effinger (cualquier variación es posible, incluso hermafroditas); lleva las relaciones de pareja hasta la náusea gracias al intercambio generado por la absoluta intimidad, que apaga o enciende segmentos de nuestros procesos cognoscitivos y sintientes y que construye un otro que combina e incorpora y ya no es pero a su vez evidencia que no se subsume en el otro. Otra vez genial.
Exhibe el solipsismo desde el ojo del perfeccionista que vive en fuga perpetua del compromiso de aceptarse ambiguo y complejo; la epistemología cognoscitiva a través de los problemas del aprendizaje y las teorías explicativas mediante el interrogante ¿qué es lo que aprendemos? Pregunta que atormenta a muchos pensadores desde Heidegger hasta Lukacs, y que Maturana desde el emocionarse plantea quizás en forma correcta; la diferencia entre mundo real y universo existente siempre más vasto que el charquito de percepción al que accedemos y aún así impreciso, ya que no existe distinción entre imaginado y vivenciado al nivel de la percepción. Como diría mi amigo Isaac Robles, de nuevo la navaja de Occam aplicada a lo que nos hace humanos, o sea alta especulación.

ORBITAS INESTABLES EN EL ESPACIO DE LAS MENTIRAS. Gente agrupada como atractores extraños, equivalentes a homogéneas monoculturas de intercambio pero también a metáforas híbridas en los intersticios comunicacionales que quedan entre ellas y que por su ambigüedad permite rutas de escape a quienes nomadean para mantenerse en movimiento sin ser atrapados. LSD & HPL (HP Lovecraft) al unísono, el espacio propuesto para abrir la textura del mensaje es fractal, es probable que mantengamos la confusión de los motivos del arribo a esa situación extraña (es frecuente que no lo sepamos pero el relato funciona a la perfección) que sentimos cual subidón por estar colocados y asimismo envueltos en esa oleada de inestabilidad provocada por la concreción (cual piedras atadas a la mente jaladas por los atractores) de las ideologías, casi un espectáculo de pestañas computacionales que tratan de atraerlos y de fuerzas aplicadas que empujan a estandarizar. Es un ineluctable perfil en negro y plata que rechaza el fenómeno de la Fusión de las comunidades mientras lo relata como una catástrofe lenta que va borrando y aniquilando a la diversidad, y va logrando entretanto una aparente coherencia armónica de aquellas ideas que desea condensar y transmitir para ganar adeptos.
De manera habitual nos sacude, porque sus ideas no son de usar y arrojar, son para quedarse en la mente, uno comprende que es original porque a pesar de abordar un paquete básico de ideas nunca se repite en el enfoque y su puesta en literatura, marcando un listón muy alto compartido por Reynolds, Banks, Harrison, Stross, Bear. Canto a la anarcorebeldía, al cazador-recolector feroz e independiente, que se desplaza incansable hurgando en los microespacios que el salto a la singularidad ha dejado como residuos a quienes se oponen a las reglas de juego que impone la pérdida de intimidad mental, mientras recorren sus órbitas siempre cambiante sin someterse a sus dictados, pero también es un llamado a la esperanza, la impredecibilidad y la capacidad evolutiva que adquirimos para cohabitar con sus transformaciones.
Después de lo proferido a lo largo de estos párrrafos sólo me queda gritar: ¡¡Leanla!! siguiéndole los pasos a F. J. Suñer: probablemente la mejor antología de relatos de ciencia-ficción publicada en los últimos 20 años.


Gráficos: He considerado conveniente para ilustrar este post sobre Greg Egan arrimarme a un artista del cual me llamo la atención mi hijo Leonardo, por eso encandilados por sus obras elaboramos juntos un bitimagen de Velero25: Chains of Fools, que les agrade y mantengan el entusiasmo, recuerden que el 20 y el 27 son días para luchar por el ambiente 
1. Cabal II
2. Cabal I
3. Shipwrecked Fugitives
4. Lonely Heart
5. Captive of Gor
6. Kuldesak
8. Extinction
9. Do You Run or Bluff
10. Riding High
11. Friends
12. Conquest of the Amazon
13. Alien War
14. Circus of Hells, a
15. Monster and Medics
16. Station in Orbit
17. Dragonqueen
18. To Die in Italbar
19. Girl In a Bottle
20. Fishgirl
21. Blue Angel
22. Rebel Raid
23. Rocket Rider



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