Monjes, inventos y universos alternativos

Ruedas hidráulicas, molinos de agua, molinos de viento (en Irán y Afganistán desde el siglo VII, en Europa desde el XII), juguetes automáticos, artilugios de tortura, y armas, sobre todo armas, irán surgiendo de las manos y cerebros de los tecnólogos. Hacia el siglo X, en Europa, las órdenes monásticas se lanzan a evangelizar y a inventar. En contra de la opinión casi generalizada, los monjes demostraron un empuje científico desacorde con su mística espiritualista, se convirtieron en los artífices de la oleada tecnológica medieval. 

 


Walter F. Miller en "Cántico por San Leibowitz", presentará en un futuro postatómico, a los monasterios como manantiales de saber, que logran recuperar enormes porciones de los conocimientos extraviados y desperdigados por la devastadora guerra nuclear, siguiendo este guión tan sorpresivo para quienes pensaban que de las órdenes monásticas sólo ignorancia, fanatismo y muerte podía proceder hasta su lógica conclusión. Las abadías cistercienses durante el medioevo se caracterizan como nidos de innovación tecnológica; se emplean la energía hidráulica y la eólica para moler cereales, fabricar cerveza, batanear, inflar fuelles para fundir metales, mover cortadoras de las herrerías, papeleras, aserraderos, curtiembres, hilanderías, armerías, etc.


Hasta el siglo XIV, la cadencia tecnocientífica fue similar en China y Europa. Joseph Needham, en su magna obra "Ciencia y civilización en China" pasa revista fascinado a la interminable lista de inventos allí originados llegando a la conclusión que sin ellos el planeta no sería lo que es, ya que más de la mitad de los inventos básicos sobre los que se edifica el mundo moderno pertenecen a la capacidad creativa de los chinos. Pero los primeros no estaban acicateados por competidores que los constriñesen a masificar la aplicación de sus descubrimientos al conjunto de la producción para elevar beneficios y acumular capital; para los segundos ese era su leit motiv, sometidos los seres humanos, degradados o no a que realizarán las tareas concretas, las únicas limitaciones serán las impuestas por la naturaleza, que si se observa como interminable y se autoriza su depredación con preceptos ideológicos y dogmas religiosos, se convierte en el factor último al que remitir el crecimiento. Sin embargo, en la CF de impronta occidental, los chinos, sobre todo en la época de los pulps son considerados como enemigos letales de Occidente.



Una vez mas, no podemos ignorar los factores ecológicos y/o tecnológicos implicados en tales procesos: al subyugar la tecnosfera a la ecosfera por medio de perpetuas extracciones de recursos, obliga a una intervención permanente de la innovación tecnológica; la ciencia se genera de las dudas, de la ambigüedad subyacentes a las interpelaciones que queremos domeñar, por eso en tales circunstancias, mantener los niveles de vida ya adquiridos se convierte en una pugna nimbada por el inexorable agotamiento ecológico o la rutilante novedad tecnológica. Jack Vance en Mundo Azul estructura una sociedad en perpetua génesis, ya que en un mundo océano no se poseen la variedad de recursos para evolucionar..., hasta que la rebeldía surgida del aburrimiento y de las redes generadas por la comunicación proporcionan el impulso para salir al encuentro de las estrellas.



Hoy, con la transfiguración de la información en recurso, tocamos simultáneamente el horror del término y la gloria de la permanencia: una delgada y frágil burbuja industrial debe transmutarse en piel viva de la cultura, atrapar la supervivencia o abolirla. Por eso los objetos vinculantes de la humanidad transmigran de las armas, los amuletos, las monedas, los poemas y canciones del pasado a las computadoras, los artificios comunicacionales, los robots y láseres, los poemas y canciones del presente y el futuro. Greg Egan en sus novelas (Reina de los ángeles) o Nancy Krees en su trilogía de los Mendigos tratan de exponer versiones de esa concreción. 

 

 

Retomemos el hilo europeo y tropecemos con narraciones de Anderson como El Bote de un Millón de Años o Los corredores del tiempo donde los vikingos o los pueblos germánicos son más autónomos de lo que auténticamente fueron ya que la explotación de la tracción animal también contó con notables aportes de Oriente, entre ellos el collar acolchado, (tipo de arnés inventado en las estepas chino-siberianas y asimilado por Europa en el 900), la barra móvil, el enganche en fila. La mayor velocidad del caballo y su mayor resistencia con un poder de arrastre semejante al del buey lo convirtieron en el preferido de los campesinos para tirar del arado, de los cocheros para jalar los carruajes y de todos por alguna razón extraeconómica o de economía desmercada (ver a Juan Urrutia en Aburrimiento, Rebeldía y Ciberturbas): belleza, gallardía, nobleza.



La escasez de madera era tal ya en el Siglo XIII, que los ataúdes se reciclaban y cada ayuntamiento tenía el suyo para llevar los cadáveres al cementerio. Los daños al medio ambiente eran graves. La mezquindad de las provisiones de leña fue el empujón definitivo para adoptar el carbón. Londres sufrió el triste privilegio de ser la primera ciudad europea, y quizás mundial, con el cielo más sucio y contaminado. Las calamidades climáticas (lluvias torrenciales y temperaturas glaciales 1314-17) y la Muerte Negra (epidemia de peste 1347-50), descritas por Fieschi en "De la piedra al láser" y por Henri Pirenne en "Historia Económica y Social de la Edad Media", retrasaron el desarrollo económico y ocasionaron carestía y una depresión de 150 años, que llegó hasta el Renacimiento; y de paso una sarracina poblacional: que declinó de casi 80 millones a inicios del XIV a 45 en el XV. Con el retorno de la bonanza, la situación estará entonces madura para la Revolución Industrial. Ese momento singular está recogido con especial intensidad, emotividad y precisión quirúrgica por Connie Willis en "El libro del Juicio Final"


La legislación protectora de bosques proliferaba, pero la floreciente actividad económica y las necesidades de la población los devastaban igualmente, la madera escaseaba por todas partes. El carbón entró a reemplazarla como combustible y proporcionador de energía; muy pronto para conseguirlo, los mineros estaban laborando bajo el nivel de la napa freática, con el peligro de una inundación pendiendo sobre sus cabezas. La presión para solucionar esta amenaza llevó a la invención de ingeniosos artilugios, movidos por lo general con tracción animal, pero el costo de la extracción trepaba, llegando a ser ruinoso.


Las sucesivas bombas inventadas para extraer el agua, fueron superando los límites que alcanzaba cada artefacto anterior, y maximizaban sus prestaciones tratando de no depender de la fuerza animal ni de localizaciones especiales, para así desvincularse de la fuerza hidráulica o eólica. Ingenieros, inventores, arquitectos, físicos, matemáticos, se empecinaron en demostrar que era factible que el calor se convirtiera en trabajo útil. Uno de los hitos fue colocado por Otón de Guericke, cuando utilizó en Magdeburgo una máquina neumática para extraer el aire de dos semiesferas de metal simulando el vacío y sólo 16 caballos tirando acicateados por el látigo pudieron despegarlos. Papin describe teóricamente como debe ser y funcionar el embrión de la máquina de vapor, pero serán Savery, Newcomen, Cawley y Wilkinson quienes construyan los primeros modelos con un cierto nivel de practicidad. Sobre estos avances Watt aumenta la eficiencia y se lleva los méritos de la invención de la máquina de vapor. Los "steampunk" crearan una serie de universos alternativos donde el vapor continúa como la potencia impulsora de la actividad industrial y comercial, ejemplos ya clásicos son "Homúnculo" de Blaylock, "Anti-Ice" de Stephen Baxter, “Pavana” de Keith Roberts.



El uso de carbón fósil se consolida definitivamente. La contaminación de los cursos de agua por desechos industriales o por excrementos y desperdicios urbanos aumenta considerablemente, la densidad poblacional y la sobrecarga depositada sobre el ambiente no le permiten recuperarse, los problemas que actualmente nos acosan acababan de empezar. El resto es historia conocida. Y parece una funesta anticipación típica de la ciencia ficción, sólo que es real y ya la estamos viviendo.

 

 

Para ilustrar elegí a un artista filipino (Raph Herrera Lomotan) que conocí gracias a CG Society y su maravillosa pinacoteca instantánea, la versatilidad de seres, ambientes, animales y situaciones que crea me sedujo, transita de la fauna del Jurásico a Star Wars, de la historia de los piratas del Indico a juegos de consola, de seres mitológicos a desaforadas cacerías, de paisajes extraños a relatos de ciencia ficción, y como siempre: mujeres, gocen ustedes de palabras e imágenes.

Imágenes de Raph

1. Planegea Splash

2. Stoneberry Collector

3. Big Baby

4. Huntress2

5. Dino Rider

 6. Medusa Gorgon

 7. Huntress1

 8. Baywatch

 9. Chicc Exothicc

10. Paizo Pathfinder Opener

 11. Unmasked3

 12. Amazonian Beast Ride


 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Recordando Nueva Dimensión: Recuperando y Expandiendo: Procesos de Asimilación e Incorporación

La Flor de Coleridge: TrazHOmenaje 01 de la Historieta Argentina

Qoyllur: Aporte a la historia temprana de la ciencia ficción en Perú