Cuando Gaia acoge la rebelión contra el Imperio
Les presentaré un minirelato más de la Saga del Imperio Decadente y con casi las mismas palabras de su advenimiento hace algo más de cuatro lustros, animado por mi amigo Daniel Salvo, a quien le parecía publicable: «Esta brevísima viñeta es una respuesta a "Tropas del Espacio" de Robert A. Heinlein, ajustada a las Leyes de Murphy, desde un tono más amargo que el de Joe Haldeman en Guerra Interminable, pero con el anhelo prospectivo que emana de Endimión" de Dan Simmons; es además evidente que se enruta por la propuesta de Mike Resnick en "Santiago".» Como pueden apreciar, pretencioso y hasta jactancioso.
Conectad@sa redes digitoneuronales y tuberías de hormonas estabilizadoras, torpedead@s por biomisiles estimulantes y recorrid@s por incansables nanocarroñeros que los asean, l@s miles de sobrevivientes siempre desvelados, invariablemente crispados, flotando en sus yacijas de velos nutritivos con escasa gravedad, contemplan el planeta desde los miradores de los cientos de satélites que lo rodean, desde hace ya muchas órbitas. Anhelan levantarse de sus petates y removerlo de su visión. No pueden, he ahí su castigo.
Recuerdan cuando entusiasmados por una fácil victoria desembarcaron. Luego ondulaban hierba o arena y haces de neutrones que azotaban en rango aleatorio segaban cuerpos y vehículos, turbiones de burbujas anunciaban poderosa metralla molecular que despedazaba marineros y embarcaciones, resplandores precedían estampidos que cosían con minibombas cuanto volase o se moviese. El ejército atacante se desintegró tras el fracaso. El Imperio no quiso restituirle sus fueros. A los sobrevivientes se les proporcionó soporte vital continuo… contemplando el lugar de su descalabro.
Rememoran soñando el dolor, y es casi como sino hubieran ocurrido las masacres… o acontecido a otros, los pavorosos acontecimientos parecen desvanecerse, pertenecer a otro tiempo: nutridos por las biomáquinas y el afán de comprender lo ocurrido, esperan... el rumor de un vendaval, el bit rebelde que cae en la neurona receptiva, la sensación de que ya no son extraños reclutad@s para masacrar y dominar a otr@s. Ondea en su futuro la devastación, se hermanan con la muerte, sin embargo de una manera distinta, poseen un propósito que germina en las tediosas e interminables jornadas de su condena y empieza a brotar una idea: Quizás el tiempo del imperio se haya agotado y el de la venganza justiciera comience… y ell@s serán sus mensajer@s.
Para ilustrar me he apoyado en Darkwerks de Gerald Brom, artista de temas oscuros, ominosos, extraños, siempre con un pie colocado en las dimensiones del dolor y la maldad, y el otro trazando rutas por la belleza absurda pero coherente, quizás por eso pesqué algo del Quijote que lo expone: "Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres, pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias"... y en Darkwerks desfilan seres similares a bestias que colindan o se avienen a los condenados.
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