Refrescando a los Maestros

Un Prescindible para una Viernes Esencial

Voy a contarles lo que ocurre cuando deseo buscar imágenes para ilustrar un post: Por ejemplo, para homenajear a Robert A. Heinlein en su centenario con un bitmagen (sección de Velero25 dedicado al arte erótico en la CF) recorrí con google decenas de portadas, y recalé en una página en particular que las sintetizaba (a pesar de confundir con frecuencia las ediciones españolas con las mexicanas): Heinlein Book Bin,

Este fue el clásico de Del Rey (Michael Whelan)

Otra edición de Del Rey
 

gracias a la cual encontré una edición polaca y una alemana de Friday (Viernes) —esta última ilustrada con “Expendable” de Luis Royo—, ambas inutilizables por sus escasos bits y magra aptitud para el deleite, otras ediciones fueron:

de United Kingdom

 de United Kingdom


 de United Kingdom

de Portugal

Con To Sail Beyond the Sunset, me llevé una sorpresa, no sólo por la edición en Ace Books, sino por tres correspondientes a UK, Japón y Alemania, las cuales me impactaron con la estampa de sus bellas mujeres, la germana de nuevo con carátula de Luís Royo, pensé que era mi oportunidad, la busqué exhaustivamente en mi colección de 1600 imágenes del autor, sin hallarla, creo que todas merecían ser incluidas aquí, pero la baja resolución y el no poder encontrar los nombres de los artistas que las dibujaron —para bajarla de alguna web dedicada al erotismo en la CF— frustraron el intento inicialmente.

Igual sucedió con la cubierta original de The Menace from Earth (La amenaza de la Tierra) o la edición portuguesa en dos tomos de I Will Fear No Evil (No temeré mal alguno) o las británicas de Glory Road (Ruta de gloria) de 1976 y Podkayne of Mars (Hija de Marte) de 1974. Otra sugestiva, aunque no elegible por sus características fue la de Berkley 1979 para Time Enough for Love (Tiempo para amar). 

No cabe duda que quienes recuperaron el erotismo heinleiniano sin caer en la trampa de la aventura y las peripecias heroicas o bizarras para ilustrar sus portadas fueron los ingleses, ya que en general en las primeras publicaciones USA la mujer brilla por su ausencia (menos en las reediciones, pero no destacan por elevar a la enésima potencia el rubro femenino). 

Cuando estaba resignado a hablar sobre “Friday” de Michael Whelan (no por estar en contra de su calidad, sino por no cumplir con los requisitos que otorgo a los bitimagen) recordé que mi amigo Daniel siempre insiste en que no todo es digital, que también existen las ediciones de papel, de inmediato revisé mi colección de pintores, y allí en el álbum Dreams se encontraba lista para ser escaneada e incrustada en el texto, para mi alegría, ya que cuando comenté a Royo en anterior oportunidad (Enero 2004) la elección pudo ser mejor, creo que es una de sus plasmaciones que se aproximan al manga y aunque plena de dinamismo no alcanza a transmitir esa sensualidad que emana desde Malefic o Prohibited Book. 

Ahora una pizca de Bob, una pulgarada de Viernes y un pellizco del “Expendable” (Prescindible) de Royo serán los condimentos para el plato del comentario. Heinlein levanta polvareda y polémica, por la expectativa que sabe provocar en el lector y la amplitud de sus querencias que abarcan desde el anarquismo de derecha hasta el neoliberalismo, incluyendo pasadismo romántico, cinismo desembozado, desprecio por el estado y los servidores públicos, loas al militarismo y al heroísmo en combate, pero en un auténtico tour de force consigue una equilibrada mixtura de variados elementos, pasión para explicarlos y perspectiva para lograr que dejen huella, es ameno y sustenta con habilidad sus planteamientos científicos, que sin ser impecables están integrados a la perfección en sus esquemas narrativos. 

Que sea capaz de burlarse de si mismo y de autocriticarse no es óbice para señalar que más allá del oficio que muestra Viernes es una novela de su decadencia, cuando el dogmatismo lo asfixiaba y sus posiciones a favor de la política imperial y la “Guerra de las Galaxias” (esgrimida por los republicanos) eran aireadas en cualquier lugar; podemos agregar que mantiene su labor “didáctica” respecto al lugar que la mujer ocupa en su mente, parte con gran liberalidad (asociemos la sexualidad manifiesta y hasta el desnudismo de este y otros de sus textos con esa tolerancia inicial) y luego la escamotea cuando las propias mujeres deciden que serán “amas de casa” por que esa es la esencia de su realización: de la pseudoindependencia transitan a la sujeción y dependencia, probar la libertad por un momento es suficiente para que comprendan donde situarse. 

Lo paradójico es que casi cada heroína será una imagen especular de su esposa: agraciada, políglota, adiestrada en lo militar e instruida en lo científico. Siempre definir representa un recorte y cualquier persona es más compleja de lo que algunas líneas referidas a ella puedan decir, por eso el Heinlein que aparece aquí es una caricatura probablemente, lo horroroso sería que fuera cierto. 

Viernes gestiona sus ejercicios de sobrevivencia en un escenario planetario confuso y plagado de riesgos, en lo temporal se ubica apenas a un centenar de años, USA está dividido en casi tantas unidades político-administrativas independientes como estados tiene ahora, solo que algunos serán libres asociados, otros imperios y algunos quizás repúblicas.

Las pugnas son demasiado borrosas para que podamos extraer tendencias o directrices para comprenderlas, las acontecimientos suceden a velocidad creciente y la protagonista igual salta a Canadá que Texas o Illinois… a los planetas de la zona de Centauro y Lobo sin que ni ella ni nosotros lleguemos a saber de que van los tiros. 

Es una persona artificial y sin historia, una supermujer creada en las redomas de la ingeniería genética tan potente, enérgica, fulminante y penetrante que derrota a cualquier otro ser humano y es capaz de visualizar la crisis de civilización que diseña el autor y los mecanismos que deberían usarse para remediarla (sin ánimo de cizaña, bastante parecida a Sparta, la heroína de Arthur Clarke y Paul Preuss en la serie Venus Prime que empezaron en 1987: hermosa, misteriosa, cuestionadora, con hiperhabilidades y tratando de encontrar significado a su existencia y en cierta forma elusiva a la Femme Nikita, de Luc Besson — 1990), que funge de agente secreta, mensajera o transportadora y lo mismo puede ser enviada a asesinar a algún opositor que a llevar un mensaje con características tan particulares que amerite su desplazamiento, podemos además reconocer en el “Jefe” de su organización (anciano déspota y paternalista) al propio Heinlein. 

Ese deambular de un lado a otro cumpliendo misiones de las que apenas sabe lo necesario no posee sentido, sin embargo lo narra en primera persona con soltura y coherencia, con desparpajo y vivacidad desde un punto de vista supuesto femenino, sus peripecias, desencuentros y episodios en la labor cotidiana que desempeña por más eficiente que sea en su desempeño no le otorga motivos para justificar su existencia, así que desde ese ángulo femenil no deviene especial, se asemeja a otras heroínas del autor, se camufla tras la construcción de personajes a que nos ha acostumbrado Bob; eso si, el despliegue de los acontecimientos que se explican por si mismos es dinámico y trepidante, de una agilidad acrobática; y sus diálogos, con frecuencia chispeantes. 

Al sentirse rara, marginada y drenada de significado (excepto aquel que sus misiones le traspasan, aunque desconozca que consecuencias traen, es un perfecto peón) atraviesa problemas existenciales. Ser expulsada de su núcleo de parejas compartidas en Nueva Zelanda por “artefacto viviente” y terminar por casarse en unión monogámica ancestral es la cereza del pastel, aporta leña al fuego del machismo, no por que uno crea lo que profieren sus personajes, sino por la manera como lo relaciona, lo encadena y lo presenta (Robert Sawyer, hay numerosos que lo comparan con el maestro, ha demostrado ser un alumno aventajado de ese método embaucador de reafirmar el discurso prooccidental fingiendo que miras para otra parte) 

Su realización final ocurrirá tras mil incidentes y episodios de escape y violencia, al aceptar los valores tradicionales de la planicie agrícola del Middle West (en un planeta denominado Botany Bay): parir y criar chavales, dirigir una tropa de girl scouts y hornear tarta de manzana la sumirán en delirio, Joanna Russ se sentiría asqueada ante una fémina con tantas cualidades que las desperdicia para uncirse bajo la égida de un mediocre. 

Prescindible (Expendable), contrapone dos especies, con representantes de perfección física similar, y a pesar de que el generoso espíritu que anima el dibujo de Royo no se relaciona con suceso alguno de la novela, podemos conjeturar que Viernes como exploradora en algún planeta recién abierto a la colonización y aún sin la suficiente terraformación como para prescindir de los tanques de oxígeno, se ha escabullido de la nave para asumir contingencias que incluyan descubrimientos quizás procaces (lleva un grabador, GPS y laboratorio manual en una sola herramienta para registrar datos y acontecimientos) que incluyan prácticas de lesbianismo (de acuerdo con el comportamiento del personaje en su vagabundear por la novela), y así deviene evidente la necesidad de honrar los atributos de esa ninfa donde no existe algo prescindible: 

Rostro hierático pero precioso, epidermis azulada, músculos cristalinos y transparentes, tetamenta sólida, vientre plano y musculoso, brazos torneados, largas y magníficas piernas de cheer leader en una figura de campeonato, es imperioso correr hacia los brazos de la espléndida muchacha que emerge del lago para glorificar su cuerpo y ensalzar sus perfiles, entonces podemos imaginarlas a las dos (salvado el inconveniente del aire para que Viernes se despoje de su escafandra y arda en el viento ávido del deseo) entrelazando sus piernas, compartiendo fluidos y bocas, catando cada poro y saboreando pieles, viajando por el paisaje de los deliciosos manjares apenas ocultos en articulaciones, rincones u oquedades y permitiendo a la libido, que Heinlein le birla, abrirse en pétalos de carne y extenderse sin mesuras en ese esencial y nuevo espacio conquistado. 

Justificación y Pinacoteca 

Juan José Aroz, amigo de la red y de la ciencia ficción ha atravesado una terrible ordalía, como empieza a recuperarse le dedico este post sobre Viernes de Heinlein ilustrado con obras de Luis Royo en el segmento final y con carátulas de sus novelas en el resto del texto



 


Luís Bolaños; 26-07-07. 


 

 

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