«Terranautas», de Thomas Coraghessan Boyle también es CF

 


«Terranautas», de T. C. Boyle se puede colocar bajo el ala protectora de la CF


 
Si, porque de ella provienen poderosas ideas con precedentes como confinar seres vivientes para investigar como será su comportamiento bajo determinadas circunstancia (Los Zoólogos de Fred Hoyle o la Jaula de Bertram Chandler) o desde la órbita planetaria observar los cambios que van marcando los largos períodos climáticos (Aldiss en la potente y multifacética trilogía sobre Heliconia); Forward en la dilogia Huevo de Dragón y Estrellamoto que vigilan a los Cheela y su habitat: una estrella de neutrones; Lem en Solaris (donde los terrícolas observan un planeta océano viviente capaz de plasmar los deseos de los tripulantes de la estación que lo orbita).

Así que les recordamos hay un humus abundante en el cual sembrar, sin embargo, está basada en la historia real de una misión destinada a crear un prototipo de colonia espacial, aquí en Terranautas aparecee la actualidad rigiendo la dinámica de relaciones entre personajes porque el formato es el de los programas de TV en formato Reality Show al estilo Gran Hermano con confinamiento radical (y expuesto en cine por filmes como “Truman Show”). Agrego que hoy 14.11.2023 una noticia me sacudió: seis astronautas rusos y bielorrusos se confinarán por un año para recopilar información válida destinada a alimentar la base de datos de una exploración próxima del sistema solar.

Lo que se esconde tras la novela es el temor que liquidemos nuestra biosferac y tengamos que morar en recintos semejantes cerrados y autosuficientes, ya existen distopías y obras desesperanzadoras en esa dirección: por ejemplo Crónicas del Silo: Hugh Howey en esa línea de ficción apocalíptica de terror. Boyle es como él mismo se denomina un “escritor ecologista” y en este caso también de “CF”.

El proyecto original Biosphere 2, se construyó entre 1987 y 1991, fue financiada con 150 millones de dólares por Ed Bass, empresario, filántropo y ambientalista texano de Fort Worth. Ubicada en el desierto de Arizona, se podía describir como una colosal instalación que combinaba un reducido equipo de investigación científica con laboratorios, que iba recopilando colosales canidades de datos valiosos, zonas agrícolas y un conjunto de ecosistemas variados con una muestra de la biodiversidad de nuestro planeta, organizados bajo el domo y aislados de cualquier contacto, funcionando como un complejísimo sistema orgánico, ecológico, atmosférico y tecnológico, cerrado artificial que apuntaba a repetir condiciones de vida similares a las naturales, y así aprender y observar la aclimatación de las especies al peculiar vivero. 

A las tensiones propias del habitat y las relaciones entre los miembros del equipo se suman las provenientes del exterior, de la realidad donde se incrustan, sufren el efecto que el seguimiento de sus actividades por las omnipresentes cámaras que los vigilan tanto internas como el material que inventan los medios de comunicación, así que a sus preocupaciones por la carencia de alimentos y extenuados por las agotadoras labores cotidianas correspondientes a la cúpula, los terranautas son devorados por una tensión ascendente que se contagia a los lectores consiguiendo así un efecto de retroalimentación como corolario.

En cierta forma propone un esquema de como enfrentar la crisis ambiental y climática mediante experimentos controlados, quienes se responsabilizan de efectuarlos semejan semidioses capaces de jugar con las diferentes especies de su ecosistema y de paso alimentarse y descubrir conocimientos claves para la sobrevivencia y la exploración espacial y quizás hasta mecanismos para relajar y tornar suaves las relaciones humanas en entornos hostiles o bajo mucha presión. Hay ciencia y humor, salpicado de sexo y peloteras.

Aunque el resultado sea catastrófico eso no significa que no pueda funcionar, Existen con frecuencia novelas que ocurren en recintos cerrados, instalaciones subterráneas o en cúpulas y aunque Rousseau exponga que los seres humanos no somos propicios a vivir en manadas hay bastantes ejemplos de lo contrario en CF, por ejemplo: La Luna es una Cruel Amante de Robert A. Heinlein, John Varley y su universo de "los ocho mundos", la Mónada Urbana 116 de Mundo Interior de Robert Silverberg; En la superficie del planeta de Daniel Drode y su civilización subterránea donde cada individuo habita aislado en una celda; y sobre todo las naves generacionales desde Aldiss y su Non Stop hasta Tomas Salvador y La Nave pasando por Universo Cautivo de Harry Harrison y Efímeras de Kevin O´Donnell Jr.

Como vemos Terranautas navega victoriosa en una flotilla do novelas de CF que han dejado huella y la de Terranautas es profunda, acierta en esa tratamiento milimétrico de las relaciones interpersonales de los tripulantes y ese jugueteo entre los confinados y su equipo de apoyo; además, las masas del entorno y las expediciones organizadas por gente de puntos lejanos que acuden a visualizar por las ventanas ofrecidas sus actividades cotidianas para extirparles cualquier intimidad.

Ese despojo impacta a su vez en sus adláteres externos y teje densas tramas que explotan en llanto, rechazos y fracturas psíquicas descritas con amplitud. Dawn, Linda, Ramsey (las tres voces centrales) y los demás protagonistas irradian diferentes versiones de las mismas situaciones, utiliza redimensionado el truco de Akutagawa en Rashoman. Quiere que nos divirtamos, pero de una manera agreste, con dolor. Así, el objetivo de Boyle de crear un mundo con sus complejidades se cumple.

Lejana pero presente está su influencia sobre El marciano de Andy Weir, llevado a su mínima expresión en participantes pero máxima en el esplendor de todo un planeta a disposición para el experimento de sobrevivencia de un astronauta. Agrego que la edición de Impedimenta es magnífica, y en cuyo catálogo destacan las obras de Stanislaw Lem.

Aunque uno se pregunta si la destrucción de ecosistemas que nos aterra es equivalente a la creación de ecosistemas aislados, y es flagrante la respuesta a esa pregunta: seguimos cayendo en picada, 2023 ha sido el año más caluroso en 127.000 años según la proyección del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) y eso demuestra que la preocupación de Boyle continúa siendo urgente y ahora aún más con los datos que se manejan. La ONU tiene ante si, no soló la guerra en Ucrania o el genocidio israelí de los gazaties y cisjordanos, sino la crisis climática. Y esa es la base para un programa de salvamento del planeta y su biosfera.

Bibliografía:

LosTerranautas”: Laura Miyara / H. J. P., La Voz de Galicia.

T. C. Boyle: “Si nada tiene sentido, ¿por qué nos empeñamos en dárselo?” – El País – «Terranautas»

Un Dickens posmoderno – El Correo – «Terranautas», de T. C. Boyle

Los Terranautas’ de TC Boyle, auge y caída del nuevo jardín del Edén – Valencia Plaza –

«Terranautas», de T. C. Boyle Eduardo Almiñana, »,Valencia Plaza.

Humanísimos – Pérgola – «Terranautas», de T. C. Boyle

«Terranautas», de T. C. Boyle: “Si nada tiene sentido, ¿por qué nos empeñamos en dárselo?” – El País –Laura Fernández

Photocall de bajas pasiones – Diario Vasco – «Terranautas», de T. C. Boyle

Los marcianos somos nosotros – Ricardo Martínez Llorca, Revista de Letras. «Terranautas», de T. C. Boyle

Imágenes y Justificación

ONU carga sobre sus espaldas una enorme cantidad de problemas, ante el genocidio en Gaza y Cisjordania según barbotan los sionista por permiso divino de Yahvé, tocamos a rebato la campana que convoca en torno a la crisis climática, por eso las fotos alude a la Universidad de Arizona y su Biosphere2, donde transcurre la novela, llamando la atención sobre el pálido jinete de la catástrofe ambiental


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